1. He

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Me mire por ultima vez al espejo y sonreí satisfecha, acomode la chaqueta de mi uniforme y salí de la habitación con un gran bolso colgando de mi hombro derecho.

Mi primer día como estudiante de ultimo año de preparatoria.

Bajé las escaleras lentamente hasta llegar al salón y encontré a mi madre desayunando sola.

—Buenos Días—salude con una reverencia, ella me miro y asintió en forma de saludo, llevo la taza de café a sus labios y bebió un poco de él.

Tome asiento y espere a que llegara la Sra. Cho con mi desayuno. Minutos más tarde apareció con una taza de café y una tostada con un poco de mermelada de fresa. Me bebí mi café en silencio y una vez la taza vacía la deje en la mesa, tome mi tostada y salí de la casa, no sin antes colocarme una saco y tomar mis llaves.

Mamá ya no solía hablarme desde el momento que comencé a crecer y llego la hora de salir de casa para ir a la escuela. Mi padre se la pasaba de viaje en viaje para mandar más dinero para nosotras.

La escuela estaba cerca de la casa así que no me tomaba tanto tiempo llegar. Al entrar, me dirigí a mi casillero y tome mis libros de Álgebra, camine por los corredores hasta llegar a mi salón.

—Yang Mi—gritaron detrás de mi, suspiré con pesadez y no pude evitar rodar los ojos. De nuevo esta pesada-pensé—. ¿Como haz pasado tus vacaciones? Me enteré que tus padres se divorciaran, una verdadera lástima, bien. Adiós y suerte—me deseó antes de irse a su salón. Estúpida.

Las clases pasaron rápidas y el timbre sonó indicándonos que por fin la tortura había terminado, sin pensarlo mucho guarde mis cosas y salí de allí.

Caminaba por las calles con rapidez, me detuve enfrente de negocio para comprar un refresco.

—Un refresco dietético—le pedí a la chica en un murmuró, ella asintió y fue por el, saque el dinero de mi mochila y cuando volvió con el refresco de lo entregue.
Abrí la lata de Coca Cola dietética y bebí de ella mientras caminaba.

Mi vida no había cambiado mucho a lo que era cuando era una niña, mis padres seguían con sus discusiones y ahora se divorciaran, Sra. Cho seguían en casa disciplinando me y dándome el amor que siempre necesite, los niños de la escuela habían dejado de burlarse de mi y mis vestidos rosados con volados, supongo que se cansaron de que yo no hiciera nada para dejar de usarlo, no los culpo, era mi decisión usarlos.

Abrí la puerta de la casa y entre a ella, me quite mis zapatos y me coloque mis pantuflas de ositos—Mamá ya he llegado—levante la voz un poco y camine a las escaleras, las subí y entre a mi recámara.

Arroje mi mochila al otro lado de la habitación y me acosté en la cama, ignore el hecho de que mi falda se levantó y me dispuse a conciliar el sueño.

—Yang Mi—gritaron entrando a mi habitación, abrí mis ojos asustadas y me senté en la cama.

—¿Sra. Cho?—murmuré confundida—¿Que sucede?

—Señorita debe irse, escapar—dijo desesperada, se acercó y me obligó a levantarme.

—¿Pero que es lo que sucede?—volví a preguntar pero nuevamente fui ignorada, abrió la puerta de la habitación y salí lentamente al pasillo, sin saber que hacer la seguí pero tropecé con la alfombra y caí al suelo rompiendo el florero de mamá en el camino.

—Señorita Yang Mi—chillo la mujer levantándome de un tirón—corra—agrego al escuchar unos pasos subir las escaleras, dirigí mi mirada a las escaleras y pude ver unas sombras subirlas, asentí y corri a la habitación de mis padres.

—Oh mi Dios—murmuré al borde de los nervios, me voltee para cerrar la puerta pero en cuanto mis dedos temblorosos rozaron la madera de esta, una mano envolvió mi muñeca.

—Hola Bonita—dijo el dueño de la mano antes de dejarme inconsciente.

Her Doll ➳ BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora