SOLEDAD
Definitivamente me lleno de alegría lo que me dijo papá, pero siempre había algo que no podía irse fácilmente, convivía todo el tiempo con nosotros, haciéndonos recordar que no nos libraríamos de él fácilmente, pues la soledad estaba entre nosotros, era un huésped que había tomado posesión de la casa y de nosotros.
Sabía que a papá le quedaba poco tiempo de vida, quizás algunos años, meses, semanas, días u horas, quería que el tiempo que le restara de vida, él lo pase alegre y yo me encargaría de eso, a pesar de que teníamos al huésped más molestoso.
A la mañana siguiente le pregunte a papá.
¿Qué quieres hacer hoy papá? –vayamos a las montañas, quiero respirar aire puro, despejar mi mente, contemplar las aves, las flores, el cielo y echarme un rato en el verde pasto.
Antes de ir, teníamos que preparar algo para el almuerzo, ya que nos quedaríamos todo el día ahí en las montañas, no sabía mucho de cocina pero haría mi mejor esfuerzo para preparar algo.
Ya en camino hacia las montañas, íbamos conversando con papá, y de pronto de me vino una pregunta, ¿Cómo conociste a mamá? El sonrió y me dijo –fue un verano de 1900 que la vi y desde ahí no nos separamos. Seguimos caminando y después de una larga caminata y buena conversación, llegamos por fin donde papá quería estar.
Exclamo –por fin llegamos, extrañaba este lugar, está igual como la última vez que vine con tu madre.
Respiro profundamente y serró los ojos, así estaba por algunos minutos, me dijo –sientes eso.
-no papá, ¿qué tengo que sentir?
-ven a mi costado, cierra los ojos y respira profundo y veraz que lo bien que se siente, purificaras tu cuerpo, estarás como nuevo.
Pues hice caso a todo lo que me dijo, fue cierto lo que papá decía, me sentía como nuevo, como si me hubiera quitado una carga de encima, estaba aliviado y mucho más tranquilo.
Llego la hora del almuerzo, papá degusto lo que había preparado, voltio lentamente hacia mí, para decir, -mmmmmm heredaste la sazón de tu madre, te sale igual de rico, me sorprendí al escuchar lo que dijo, -gracias papá. Al terminar el almuerzo, fuimos a descansar al pasto verde, papá se quedó dormido y al poco rato también me quedaría dormido, en el transcurso del sueño tendría una pesadilla, soñaría que mi cuerpo seguiría igual, pero tanto fue el susto que desperté con un grito –no puede ser, papá se asustó y me pregunto si estaba bien, me veía asustado, con el rostro pálido, sudando frió.
La noche estaba cerca, teníamos que apurarnos porque nos alcanzaría la oscuridad y sería muy difícil bajar de la montaña, ya cerca de llegar a casa, vimos a un cachorro abandonado en la calle, le dije a papá para llevarlo a casa, él acepto, teníamos un nuevo amigo en casa, ya no estaríamos solo dos, ahora seriamos tres, llegamos a casa y ya no nos sentíamos solos, pues nuestro huésped (la soledad) tendría que irse, y esta vez por un largo tiempo.
El cachorro que encontramos era un pastor alemán, teníamos que escoger un nombre para nuestro nuevo amigo, pensamos por varios minutos y papá me dijo –que te parece si le ponemos Laiser. Me gusta ese nombre papá, desde ahora en adelante te llamaremos Laiser, pues estábamos muy contentos, le dimos de comer y lo abrigamos.
Al día siguiente le dije a papá para construir la casa de Laiser, estábamos todo el día en la carpintería fabricando la casa y el plato de Laiser, para la tarde ya tendríamos todo listo, todos los días me esforzaba para enseñarle a Laiser a dar la pata, jugar con la pelota, sentarse, rodar entre otras cosas más, era consciente de que era muy pequeño pero nada perdía en intentarlo.
A los pocos meses papá cayó enfermo, ya no podía levantarse de la cama, Laiser como fiel amigo que era no se separaba de papá, siempre estaban jugando los dos, mientras yo iba a la carpintería a trabajar, pues estaba contento y tranquilo porque ambos se cuidarían, no tenía temor de nada.
Papá estaba así un año, el cambio era notorio, yo ya estaba un poco más joven, mi piel estaba cambiando y Laiser ya estaba grande, llego la noche y veía que Laiser no estaba tranquilo, corría de un lado a otro, iba a papá y venia hacia mí, como que quisiera decirme algo, no entendía la actitud de Laiser, solo le decía cálmate amigo todo está bien no pasa nada, esa noche sucedería algo, sería la última noche de papá en casa y conmigo, fue como a las una de la mañana que papá partiría, Laiser lo despediría con aullidos que me romperían el alma, pasamos toda la madrugada a su lado sin separarnos, ahí recién entendí que Laiser sabía lo que sucedería.
Llevaríamos a papá a la montaña donde estaba mamá, eso era su más grande deseo, permanecer siempre al lado de mi madre, y así lo hicimos tal como él quería. La soledad vendría de nuevo a tocarnos la puerta, pero esta vez no entraría más, pues estaríamos preparados Laiser y yo.
Otra vez volveríamos a estar solo dos, la vida ya me había golpeado demasiado, ahora sería más fuerte, tendría a mi lado a Laiser mi amigo fiel que desde ese momento no nos separaríamos, pues ya era hora de que cambie todo esto. Me pase todo la noche pensando que sería de mi hoy en adelante, y llegue a tomar decisiones que capaz cambiarían mi forma de ser, pero siempre pensado en mí como me dijo mi padre alguna vez.
Al día siguiente tomaría la decisión más fuerte, que me costaría mucho esfuerzo en aceptarla, pero tenía que hacerlo cueste lo que me cueste.
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EL ENIGMA DEL PASADO
Короткий рассказLa percepción del futuro es en sí misma enigmática e incierta, no sabemos con certeza de nosotros ni el futuro que nos depara, y compromete ni cuál será el propósito de la vida para nosotros. Todo pasa tan rápido como el tronar de los dedos, su...