↙30↘

514 26 0
                                    

El día llegó. Hoy nos mudaríamos a Estados Unidos.

Había estado encerrada en mi habitación todos estos días desde lo ocurrido con mis padres excepto cuando tenía que ir al baño o a la cocina.
Mi padre aún seguía muy enfadado conmigo y mi madre también, solo que ella no me lo hacía ver cada maldito segundo que pasaba.

Hace tres días envié una carta a cada uno de mis amigos contando lo sucedido y por qué.
Hermione fue la primera en contestarme, diciéndome que no se lo podía creer y que me echaría mucho de menos.
Ron y Harry no me contestaron, pero se enteraron gracias a Hermione, y opinaban exactamente igual que ella.
Al menos me gustaría despedirme de ellos en persona y abrazarles pero no iba a ser posible, para empezar porque mi padre no quería.

Cerré mi maleta (no la de Hogwarts) y bajé con ella a la planta de abajo. Estaba a punto de volver a llorar como estos días atrás, que era lo que había hecho todo el tiempo.

- ¿Ya lo tienes todo? - Me preguntó de mala gana mi padre.

La verdad es que nunca en mi vida le había visto tan enfadado conmigo, pero en parte lo entendía, pues estuve a punto de borrarle la memoria junto con mi madre.

Asentí y me acerqué a la puerta para posar la maleta en el suelo y apoyarme junto a la pared.
Mi madre se acercó y posó su mano sobre mi hombro.

- ¿Ya te has despedido de tus amigos? - La miré a los ojos con el rostro enfadado hasta que me decidí por contestar.

- Por cartas. El otro día. - Asintió con media sonrisa y abrió la puerta, saliendo por ella con sus maletas y dirigiéndose al coche volador.

Cogí la mía e hice exactamente lo mismo: abrí el maletero del coche y metí la maleta dentro de él.
Mi padre vino detrás y también lo hizo.
Se puso frente a la puerta de nuestra ex-casa que era ya, y la cerró.

Nos mostró a mi madre y a mí una pequeña sonrisa de lado que respondí con una mueca de total desagrado, y se metió en el asiento del conductor. Yo me senté en el asiento trasero y mi madre en el copiloto.

Y ahora sí: ya no había marcha atrás y tendría que empezar una nueva vida en otro continente, en otro país, alejada completamente de mis amigos, que los echaba de menos desde el instante en el que me separé de ellos, pero ahora más sabiendo que no los veré en mucho tiempo...

{...}

- Claire, despierta. Ya hemos llegado. - Alguien me zarandeó provocando que me despertara de mi plácido sueño.

Abrí los ojos con dificultad hasta que conseguí visualizar la figura de mi madre mirándome fijamente, con la puerta del coche abierta.
Me levanté muy rápido y observé el paisaje que me rodeaba fuera del coche.
Todo era totalmente diferente a Londres, no tenía nada que ver.

Salí del coche admirando todo hasta que la voz de mi padre me interrumpió.

- Coge tu maleta y entra en casa. - Le eché una mirada asesina, pero obedecí sin rechistar.

La casa era muy parecida a la de Londres, y eso era algo que me reconfortaba.
Subí las escaleras buscando la habitación asignada con mis cosas hasta que la encontré.
Entré y cerré la puerta tras de mí, colocando la maleta junto al armario.
La habitación se asemejaba bastante a la otra, incluso me atrevería a decir que era igual, con los mismos muebles obviamente.

Deshice mi maleta y me senté en la cama, mirando por la ventana que ahora había en la pared donde se encontraba la cama.

Todo era tan diferente... Ahora mismo lo que más deseaba era volver a Reino Unido y esperar a que la nueva carta de Hogwarts con los materiales que se necesitarían este año me llegara, y si no me equivocaba, hoy sería cuando me llegaría.

Mis padres habían hablado con Dumbledore sobre todo el tema de la mudanza y de que eso significaba internarme en un nuevo colegio.
Lo que daría por ver a Dumbledore ahora mismo y que me llevara a Hogwarts...

Oí el golpeteo de los nudillos de la mano contra la puerta de mi nueva habitación y me levanté de la cama para abrir.

- Claire, mañana empiezas las clases en Ilvermorny. - Mi madre era quien llamaba, y debería de habérmelo esperado y que no fuera mi padre, pues él ahora no me dirigía apenas la palabra.

- ¿Mañana? Pero si hoy es es 29 de Agosto. - Mi madre asintió con una pequeña sonrisa de lado.

- Aquí empiezan las clases el 30 de Agosto, no el 1 de Septiembre como en Hogwarts. - Fruncí levemente el ceño.

- ¿Y los materiales?

- Ya los tienes todos, tranquila. La carta de Ilvermorny nos llegó unos días antes de la mudanza y compramos todo lo necesario. - Volvió a sonreirme y yo solo asentí.

- Vale, ahora, ¿me puedes dejar sola? - Borró su sonrisa de la cara y, despacio, se alejó del umbral de la puerta para bajar las escaleras.

Paseé por mi habitación observando todos los muebles, hasta que vi un libro posado justo encima de mi escritorio. Me le quedé mirando confundida y me acerqué a él.
Lo cogí entre mis manos. La tapa era muy dura y de color vino, mientras unas grandes letras doradas en la tapa superior citaban lo siguiente: Colegio Ilvermorny de Magia y Hechizería de los Estados Unidos de América. Conoce su historia. Volumen I.

Pasé mis dedos por las letras doradas y le dí la vuelta. No había nada en la tapa inferior.
El libro no era grueso, al contrario, podría tener unas doscientas páginas o menos. La continuación estaría en el siguiente volumen, que no se cuantos más debería de haber.
Lo abrí sin leer absolutamente nada y dejando pasar las hojas a toda velocidad. Era un libro bastante viejo.
Pero, ¿qué hacía en mi habitación? Juraría que yo no había traído ningún libro relacionado con Ilvermorny, es más, juraría que no tengo ninguno sobre ello.

Volví a pasar las páginas pero esta vez hacia el lado contrario: del final al principio.
Tenía dibujos en blanco y negro dibujados en algunas de las páginas, que estaban algo amarillentas por el tiempo.

De repente, un papel blanco doblado por la mitad cayó de la última página de todas y fue a parar al suelo.
Lo cogí y lo desdoblé para leer lo que ponía:

Propiedad de Isolt Sayre y James Steward

Fruncí el ceño al leer lo que ponía con una perfecta caligrafía.
Le dí la vuelta al trozo de papel pero no había nada escrito.

¿Quiénes eran Isolt Sayre y James Steward? ¿Y por qué este libro estaba en mi habitación? La otra familia que vivía aquí era Muggle, y dudo mucho que tuvieran un libro hablando sobre la escuela de Ilvermorny, que era de magia y hechizería.

Te quiero, No te quiero || HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora