AIALA

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Cuando dan las doce soy escoltada por un aprendiz de coronel al lugar de combate.

Es alargado y de cabello color Júpiter, con unos pómulos como montañas y unos labios finos y cortos como patas de araña de pasto.

Trata de mantener la mirada al frente, ignorandome, tratando de seguir las instrucciones de su superior al pie de la letra: es la prueba para graduarse como entrenador.

En la época de mis padres, los entrenadores, al igual que el director, eran asesinos ya graduados, de los mejores, de los que sobrevivían a la prueba final. Ahora no son más que pubertos vírgenes. Una vez que los admiten en una Academia van ganando experiencia. Algunos se vuelven despiadados, rudos, y otros ebloquecen y renuncian aterrados.

El parece ser del segundo grupo.

Lo que tiene ser un entrenador de asesinos es el dinero. Es bien pagado. Es bien pagado porque es como darle dinero al sujeto que va a reventar un edificio. Es un incentivo para el suicida. Es darle dinero a un muerto.

De seguro es de los muchos chicos que se arriesgan para conseguirle dinero a sus familias. Para ahuyentar la pobreza que les abre grietas a las paredes de sus casas. Lo que el no sabe, es que es demasiado el riesgo. Ha estado toda su existencia efímera tratando de no toparse con el demonio, y aquí, ha venido a su propio nido.

Los labios se me erizan en una sonrisa.

"Jugaré un poco con él..."

-¿Sabes? Yo no me haría entrenador si fuera tu...-empiezo, mirándolo de reojo-Ya hemos matado a siete este año...

No me mira. Sigue en la tarea de tratar de mantener su actitud displicente, más veo su cuello moverse arriba y abajo, tragando saliva.

-A uno le sacaron los ojos, a otro la lengua, y también hubo uno del que no se encontró ni pieza...

-Mantente callada.-me corta, haciéndose el duro.-Me dijeron que eres una demente.

-Las lenguas hablan bien.-Me aparto un mechón de cabello del rostro con aire importante. -¿Eres Virgen?

El chico se sobresalta y me mira ruborizado, como si mi pregunta fuese indebida y esperase que la retirase.

-Me refiero, -me explico- a si has matado a alguien.

Es el término que se usa. Todos lo saben.

-¡Ah!-Suelta un suspiro de alivio.-Pensé que...no, yo no...he...matado a nadie.-puntualiza.

-¿Vas a entrenar asesinos sin ser uno?-enarco una ceja.-Si a los doctores les enseñará cualquier idiota que jamás ha cogido un bisturí, ¿Cómo se espera que se salvé gente? Esto es lo mismo. Parecido. La misma situación con distintas variables. Con variables antonimas. -me corrijo.

Me observa en silencio y luego baja  la mirada a sus pies vestidos con unas botas oscuras de combate, a sus rodilleras con estampado militar, a su cinturón armado, a su chaleco antibalas y es la primera vez que se pregunta que diablos hace aquí.

Lo que yo me pregunto es, que diablos piensa el Gobierno a mandar a un estudiante uniformado con un chaleco antibalas si todos los asesinos de la Academia- con excepción de número 2 y número 17- usan armas blancas.

Este chico de boca de araña y mejillas de Valle estaría muerto en el suelo hace mucho si quisiera matarlo.

Hay gente idiota en este mundo.

Recuerdo a mi hermana.

Mi hermana nació idiota. El problema de la idiotez es que se nace con ella. Que es como nacer con los ojos color sandía, no se puede corregir.

Mis papas desde pequeña la entrenaron, como a mi a asesinar. A sobrevivir.

Más ella no aprendió. No aprendió porque no quiso aprender. Porque se aferraba a sus patrañas de que la gente es buena y que sus vidas valen. Y escudaba su propia idiotez y la idiotez mundial con inocencia.

Nadie es inocente. Todos aquí hemos nacido con las manos teñidas de rojo. Algunos pueden hacerse los idiotas y pensar que han hecho nada, que nadie ha hecho algo.

Más todos saben, así como yo se, que la inocencia no existe. Que todos somos capaces de cosas terribles y que todos cosas terribles hemos hecho.

Mi hermana merecía morir. Mi hermana merecía morir porque era una idiota. Porque se excusaba de ser quien era. Porque decía tener las manos limpias del pecado que le corría por las venas. Porque se hacía la inocente en un mundo de dementes.

Mi hermana era una idiota.

¡Se ha encontrado un cadáver! [Yaoi/Yuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora