Capitulo 19

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Después de que Carlo mencionó que no había pasado nada con su hermano, milagrosamente me sentí un poco más tranquila

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Después de que Carlo mencionó que no había pasado nada con su hermano, milagrosamente me sentí un poco más tranquila. O tal vez, mi mente estaba demasiado aturdida y simplemente eso era lo que quería escuchar.

—Bien señor, me disculpo nuevamente —hablaba hipócritamente Carlo con su cliente.
El tipo se miraba demasiado importante, al igual que quejoso.

Su cliente se incorporó en su auto después de despedirse y nosotros hicimos lo mismo. Carlo cerró mi puerta cuando ya me encontraba en el asiento, abrochando mi cinturón.
Antes de que Carlo abriera su puerta, él señor Richard, su cliente, se detuvo para hablarle por la ventana desde su auto.

No pude entender bien lo que dijo. Solo escuché a Carlo dandole la razón.

Carlo entró y acomodó su trasero en el asiento.

—Nada más te faltó lamer sus botas —dije sin expresión, no quería que se diera cuenta que estaba divertida.

Carlo me miró con curiosidad, después sonrió. —Ya te tocará a ti preciosa.

Por un momento me incomodé, pero no quería quedarme con la boca cerrada. Sentía que él necesitaba que alguien le dijera sus verdades.
—Ja... ni pienses que será contigo —me cruce de brazos.

Carlo encendió el aire acondicionado. —Por supuesto que no serán mis botas las que vas a lamer —pronunció divertido.

Mi expresión se volvió más severa, o tal vez más de duda. ¿Yo estaba siendo demasiado inocente o él estaba siendo demasiado pervertido? cualquiera de los dos casos, no quería continuar ni mucho menos involucrarme.

—Yo paso, gracias —respondí un tanto divertida.

—Eso dices ahora ...

Mi teléfono vibró, en la pantalla estaba el nombre de Ashley.
—Perdón, ¿qué decías? —esperaba una respuesta distinta a la anterior.

—Que vayamos por un helado —respondió metiendo una goma de mascar en su boca —. ¿Gustas? —extendió una cajita medio vacía de gomas de mascar.

—Ah claro —solté tomando la pequeña caja.

—Bien, tomaré esa respuesta como doble —pisó el acelerador dejando atrás todo lo familiar, todo lo que yo conocía.

***

Una vez que pisamos la heladería pintoresca; una chica linda y carismática de cabellos plateados nos atendió tras el mostrador.

—Hola Carlo —sonrió —, ¿lo mismo de siempre?

—Por supuesto —contestó enorgullecido —. ¿Tú de qué vas a querer Jul?

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