II. The Garaje

519 37 48
                                    

Alex había despertado hace más de dos horas y aunque seguía totalmente molesto sabía que tenía que levantarse en algún momento de su cama.

Observó el sol iluminando casi a su totalidad. El día era caluroso y hermoso para salir a dar un paseo o tomar un helado, pero Alex se quedaría todo el día en su hogar... castigado.

Talló por octava vez sus ojos y observó su habitación. Estaba hecha un desastre por su enojo de la noche anterior y al parecer su humor seguía igual.

Escuchó a alguien subir las escaleras y como acto de prevención se cobijó el cuerpo completo.

—Alexander... —Se escuchó su padre tocar la puerta.

Alex rodó los ojos, pensaba que era increíble que intentara hablar con él después de gritarle que era un pésimo hijo.

—Lex... Abre. —Habló de nuevo suavemente tocando un par de veces más.

El castaño se cruzó de brazos. Esperaría en su cama hasta que su padre se cansara de tocar su puerta, no quería volver a tener una discusión de nuevo.

—Alexander, tenemos que hablar. —Habló seriamente.

Alex volvió a rodar los ojos. Realmente le molestaba la actitud de su padre y sus repentinos cambios de trato con él.

—Bien. —Habló el padre del castaño. —¡Ya que pensaba arreglar tu castigo de hoy, te quedarás aquí, limpiarás tu habitación, el baño y el garaje!

Alex abrió sus ojos como platos y se levantó enseguida de su cómoda cama para abrir su puerta.

—¡Es injusto! —Gritó abriendo la puerta sin tener a nadie del otro lado.

Soltó un gruñido para después cerrar su puerta con un gran golpe que retumbó por toda su habitación.

—Como lo odio. —Gruñó para si mismo y se lanzó a su cama otra vez.

Alexander era un adolescente hijo único. Aunque sabía que sus padres querían lo mejor para él, sabía de sobre manera que sus padres lo protegen de la forma más extremista.

Tomó su móvil de su pequeño buró y observó por un buen rato su fondo de bloqueo. Era una foto de su mano entrelazada con la de su novio, Jack. Ambos portaban un pequeño amuleto de “buena suerte” que habían comprado meses atrás antes de iniciar su noviazgo.

Alex quería decirle a sus padres sobre su pequeña relación y sobre su orientación sexual pero sabiendo como eran, sabía que después de decir absolutamente toda la verdad iban a mandarlo a un convento de monjes o una institución del ejército.

Patético.

Desbloqueó su móvil y marcó el número que ya tanto conocía.

—¿Hola? —Se escuchó la voz de Jack del otro lado de la línea.

—Jack... ¿Qué tal? —Cuestionó con cierto nerviosismo.

Aunque sonara patético, aún tenía esos nervios al hablar y estar con él, y más ahora que ninguno de los padres de ambos sabían la gran noticia de su noviazgo.

—Nada, estoy en casa de Rian. ¿Qué tal tú? —Cuestionó tranquilo.

—Castigado. —Contestó molesto. —¡¿Puedes creer que por malditos cinco minutos de demora me castigaron todo el maldito día?! —Se quejó.

—Te creo. —Jack soltó una risita. —Lamento no haberte dejado ir más temprano.

—No, tú no tienes la culpa, sólo son mis papás y su manía de mantenerme encerrado. —Soltó un suspiro. —Ahora tengo que limpiar el garaje, el baño y más mierdas.

30 DAYS OF SMUT CHALLENGE || JALEXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora