capítulo 15

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Espero que te sientas como en casa, Leyla. Porque, al parecer, es aquí dónde quieres estar —dijo la voz de mi tío en algún lugar del oscuro sitio dónde, otra vez, me encontraba.

Por favor, ¿ahora qué pasa? —dije, sin que me temblase la voz— Esto empieza a resultar insoportable.

Esto es lo que quiero. Una Leyla segura de sí misma, segura de sus palabras, segura a la hora de vengarse.

¿Vengarme, por qué? —pregunté.

Él estaba muy pesado con que debía ayudarle a vengarse, ya me lo había repetido varias veces, pero, sin embargo, no encontraba la razón por la cual hacerlo. Sí, fuí desterrada, pero lo fuí por una razón evidente: querían que aprendiese. Yo no sabía lo que hacía, solo ayudaba a mi padre. No creo que bajarme a la Tierra a que aprenda sea nada malo. Todo lo demás, sería mentira.

Leyla, ¡te desterraron! ¡Nos desterraron! ¿No es suficiente para ti? —dijo, y por fin pude ver su silueta, enfrente mío— No tenían porque haberlo hecho.

Tu mataste gente.

Y , Leyla, ¿qué hiciste, acaso? Protegías a tu padre cuando mataba gente. Los guardaba en tu armario, ¿lo recuerdas acaso? —gritó— ¡Yo era quien iba a tu cuarto cuando tenías miedo de que despertaran los muertos de la nada! ¡Era quien dormía contigo! ¿Por qué no puedes ayudarme?

¡Porque no soy una asesina! —grité.

Mi tío me miró, tal vez decepcionado. No sé. Siempre supe que él tenía la habilidad de convicción. Él podía hacerme creer en cualquier momento que tenía razón, y yo no dudaría en creerle. Por eso me mantengo fuerte, por eso tengo a Diel a mi lado. Dasio es un asesino, y quiere ocupar el mundo celestial. Quiere deshacerse de Señor.

La oscuridad se acerca, Leyla. Y no podrás retenerla. Acabarás creyendo en mí, ya lo veras.

Todo lo que escuchaba ahora eran susurros que decían lo mismo: "la oscuridad se acerca". No podía callarlos, era imposible. Las voces se escuchaban fuertes, potentes. Sentía golpes, sentía que había gente observándome. Las voces no paraban, y cada vez parecían haber más. Esto se estaba volviendo insportable.

Me movía de un lado a otro, intentando ver una línea de luz por algún lado, pero solo veía oscuridad, ningún reflejo, solo oscuridad.

¡Ayuda, por favor! —gritaba— ¡Sacarme de aquí!

El simple hecho de no saber como salir del limbo me ponía los pelos de punta. ¿Por qué todavía seguía aquí? ¿Acaso tenía que pasar algo más?

"Grita". Eso escuchaba ahora: "Queremos que grites, Leyla."

Y no dudé en hacerlo.


🐺


Abrí los ojos completamente desorientada. Esto no se parecía en nada a mi cuarto, aunque tampoco recuerdo haber llegado a mi casa. Me reincorporé y pude ver que estaba en la veterinaria. Otra vez. Las dos veces que he estado aquí he acabado perdiendo el control.

ángel caído » liam dunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora