Capítulo 11 - Sangre de fuego

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Le había matado, había matado a una persona. Sus manos temblaban de forma incontrolable, la luz del día empezaba a adentrarse entre la maleza haciendo que se viera con más nitidez su acto.

Era la segunda persona que mataba, hasta ahora no lo había tomado en serio, porque esa vez fue forzada, además la persona ya estaba moribunda. Ahora fue por su propia cuenta, lo había hecho ella. Era su culpa.

Alguien venía, sus pisadas eran escuchadas gracias a las débiles hojas del otoño que alfombraban el suelo, la chica se giró ante el ruido con la misma expresión. De lejos ya se veía la figura de Jeff aproximarse corriendo, se detuvo al ver a la pequeña peliblanca apuntarle con la misma arma a él.

-No te acerques -avisó con los ojos húmedos.

-¿Le has matado?

-¡No te acerques! -grito volviendo a disparar.

Esta vez el retroceso la tiró al suelo, al segundo subió la cabeza para ver al portador de la sudadera blanca inspeccionarse a él mismo y dándose cuenta de que no había sufrido daño alguno. Rió ante la expresión de la chica pero cambió al volver a ver al cuerpo. ____ también giró su cabeza. Toby se movía, empezaba a enderezarse.

-¿Estás... vivo? -preguntó la chica en un hilo de voz mientras se levantaba.

-¿Pensabas que no? -rió con fuerza aún sabiendo la respuesta, levantó una de sus hachas en dirección a la chica-. Tienes mala puntería -mostró el roce de la bala levantando un lateral de su jersey. ____ se levantó asustada.

Escuchó un leve "¡crak!" procedente de su cuello y brazo mientras hacía como si se estiraba, ____ dio un rápido vistazo al lugar donde se encontraba antes Jeff, y digo antes porque había desaparecido. Ella cuando volvió a prestar atención al resucitado, ya estaba corriendo hacia ella y no tuvo tiempo para reaccionar cuando en un rápido movimiento el mango de su hacha golpeó el tobillo de la chica y la tiró con fuerza al suelo. Él levantó de nuevo su brazo con intenciones de cortar su brazo se cuajo, pero ella se echó a un lado llegando a dañarlo con un corte de medio centímetro en el lateral. Gritó de dolor y se llevó la mano a la herida, y se dio cuenta de que aún portaba el arma así que antes de que amputara algún otro miembro disparó todas la veces que pudo hasta que se acabaron las balas.

Mantuvo unos segundos su posición asustada, pero al no oír ningún signo de vida abrió los ojos a regañadientes, aunque no encontró ni un alma a su alrededor. Volvió a levantarse y salió corriendo del lugar antes de que viniera una persona indeseada, no sin antes vendarse su herida rápidamente ya que empezaba a sangrar de forma preocupante.

Lɪɢʜᴛs 〇ԲԲDonde viven las historias. Descúbrelo ahora