-Camila hija, levántate por favor.
Se escuchó una femenina voz abriendo la puerta de la habitación que se encontraba en profunda obscuridad, abrió las cortinas rápidamente dejando entrar la enorme luz del sol, la chica se revolvió en su cama y con su manta se cubrió hasta la cabeza.
-Camila, por favor.
Pero ella la ignoró rotundamente. Su madre suspiró resignándose a obtener una respuesta, casi siempre era lo mismo, se agachó y sobre las sábanas besó la cabeza de su hija.
Finales de año, noviembre para ser exactos, el intenso frío de la época le daba la potestad a la chica para no querer levantarse en momento de su cómoda cama.
Su madre, Sinu, estaba en la cocina, preparándole el desayuno a su hija. Camila era una chica especial. Tenía ya sus 19 años, pero a los 15 le diagnosticaron un trastorno antisocial de la personalidad. Una horrible enfermedad que le cambió su vida y la de su mamá, siempre fue alguien bastante social, le gustaba charlar con la gente, siempre tenía una sonrisa en su rostro, radiaba felicidad a más no poder, pero, de un día para otro comenzó a aislarse de la gente, su agresividad fue creciendo a pasos agigantados, dejó de emitir palabras, sólo las necesarias, que básicamente venían siendo el “Sí y el no” dejó de estudiar, estaba por comenzar su bachillerato, pero su madre se vio en la obligación de sacarla de ahí el día que tuvo una crisis de nervios en su salón y ni sus maestros ni sus compañeros sabían que hacer para calmarla. Su mamá era su única persona más cercana, con quien lograba convivir y comunicarse con un poco más de facilidad pero con ella tenía mucha tranquilidad.
Todo dentro de su cabeza estaba bien, era una chica inteligente, cuando alguien que no fuera su mamá se quería acercar a ella, se ponía nerviosa.
Ahora contaba con una tutora personal, así evitaba que estuviera junto a un montón de gente que lo único que lograban era sofocarla. Fue a cientos, literalmente, de psicólogos alrededor del país, y algunos tantos de otros países europeos siempre, pero todos terminaban diciéndoles que no sabían si Camila mejoraría en algún momento o se quedaría así el resto de su vida, de todas formas, Sinu no perdía para nada su fe.
Escuchó los pasos de su hija bajando las escaleras, así que volteó y detrás de ella escondió un pequeño paquete. La chica se asomó lentamente en la puerta de la cocina, con su largo cabello café alborotado, con ella había aprendido a hacer múltiples cosas, con el fin que Camila no tuviera que lidiar con terceras personas fuera de su casa.
-Hola amor ¿Cómo has dormido? –Preguntó su madre con un tierno tono mientras ponía los platos en la mesa.
Camila sólo se encogió de hombros e hizo una mueca queriendo sonreír, tomó asiento tranquilamente.
-Come, antes que se enfríe.
Era miércoles, tenía clases en la habitación que Sinu había convertido en un estudio exclusivo para que ella pudiera recibir sus clases en un ambiente tranquilo, Dinah era el nombre de la agradable y adorable mujer quien se encargaba de la enseñanza de Camila, se especializó con su carrera en Miami, Camila al principio sintió incomodidad, pero luego de un tiempo se adaptó a ella y viceversa, la morena podía confiar en Dinah. Al día siguiente, jueves, tenía su cita con su psicóloga por la mañana y luego sus clases normales, los viernes tenía el día libre. Y así eran sus semanas desde hace 2 años. Con su psicóloga no había un vínculo que dejara a la mujer entrar en ella, pues era obvio, verla una vez por semana no generaría ningún afecto entre ambas. Los siguientes días su madre no le exigía nada a Camila, podía despertar a la hora que quisiera, comer lo que quisiera, pero los domingos no eran tan agradables pues su. solía llegar a su casa a pasar el día con ellos y tenía que soportar el ruido y el contacto de todos ellos.
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-Who Are You?- Camren.
Short StoryHola de nuevo, esta es otra adaptación es algo corta espero les guste.