-Capítulo 3.-

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Domingo.

¿Qué quería decir eso? Tiempo de pasar “en familia” ósea, sus tías, sus primos y sus abuelos llegarían a su casa, amaba a sus abuelos, siempre lo había hecho, a quienes no soportaba era a sus primos, molestaban por todo y lograban sacar de quicio a Camila La mayoría de sus primos eran menores que ella, y por eso la molestaban. Pero desde el incidente de un par de años atrás ella dejó de hablarles.

Cuando a Camila le descubrieron su trastorno, fue la etapa más dura de todo el proceso, sólo unos meses habían pasado de comenzar su tratamiento de terapias, su madre, no muy sabedora del tema, realizó la típica reunión familiar de los domingos, Camila se aterró pero nunca se lo hizo saber.

Sus dos primos más chicos, la invitaron a jugar, pues ella solía cargarlos e imitar un avión o algo, pero esta vez ella sólo negó con la cabeza con un tanto de nerviosismo.

-Tía Sinu ¿Por qué Camila ya no habla cómo antes? ¿Se volvió muda, o estúpida? –preguntó inocentemente el pequeño. Camila se le quedó viendo horrorizada.

-¡Austin! –gritó su madre.

-¿Qué pasa? Es la verdad, se ha vuelto rarita, más de lo que ya era.

Desde entonces Camila dejó de hablar, mejor dicho cambió las pocas palabras que decía por expresiones, permanecía cerca de su madre, tías y abuelos, ellos no la molestaban para nada. Pero esta reunión no estaba prestando nada de atención, no podía sacarse de la cabeza a esa chica de la tienda, la chica de los suéteres. El color de sus ojos, su voz, esa hermosa sonrisa. Tenía que volver a verla.

Siguió sin prestarle atención a lo que estaba pasando a su alrededor por los siguientes dos días. Lunes y martes, Dinah llegaba a darle sus respectivas clases, pero ella estaba en otro planeta.

-¿Te pasa algo, Mila? –Preguntó amablemente.–Veo que no me estás prestando atención, y eso no es muy común en ti que digamos.

Camila la miró y sintió sonrojarse, ella tenía razón, con suerte escuchaba a lo lejos su voz, pero, su ego pudo más y negó con la cabeza.

-¿Estás segura? Ya sabes que puedes confiar en mí, si tienes algo que te está molestando, puedes contármelo en confianza.

Camila hizo una mueca, los nervios la invadían y no la dejaban pensar con claridad, pero, tenía que enfrentar ya eso. Tenía que contárselo a alguien, y quien mejor persona que Dinah. Inhaló una gran cantidad de aire un par de veces antes de comenzar a hablar.

-¿Podemos…-Comenzó su oración, pero sin darle un fin luego de varios segundos, el miedo de recibir un no por respuesta eran muy fuertes.

-¿Podemos…-Incentivó Dinah a que continuara con su frase.

-Ir al………centro comercial? –Finalizó rápidamente desvió su mirada al suelo mientras el sudor en sus manos aumentaba con sus nervios.

Dinah se asombró al escuchar el pedido de Camila, hace muchos años que la conocía y jamás le había pedido algo igual, Sinu y Alejandro se encontraban en sus trabajos, sabía cómo tratar a Camila  si tenía alguna crisis de nervios o algo así, pero siempre bajo un techo ¿Qué pasaría si la sacaba del lugar más seguro? Quizá podría hablarle a sus padres por algún teléfono público, analizó cada consecuencia que este pedido podía traer, por ende tuvo que guardar silencio por varios minutos haciendo pensar a Camila que estaba a punto de negarse, eso la desanimó bastante.

-Está bien, iremos. –Contestó finalmente Dinah con una sonrisa en su rostro.

Camila la miró sorprendida, abrió enormemente sus ojos color avellana, no podía creer que había aceptado, Dinah no borraba su sonrisa para nada.

-Who Are You?- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora