-Capítulo 7.-

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El siguiente sábado amaneció realmente frío, la ciudad de Miami se encontraba cubierta de un manto blanco de nieve, Sinuhe le dijo a Camila que no iría al centro comercial caminando, ella tenía trabajo por la tarde, así que tendrían que hacer las compras por la mañana, algo que no le agradó por completo a la morena, pero su madre prefirió no complacer este capricho a Camila a que enfermera.

Su madre sabía que ir al centro comercial un rato le quitaría el mal sabor en un dos por tres. Y Camila sabía que era ver a Lauren un rato, o no verla hasta la siguiente semana.

Cuando Camila entró al local, la pelinegra la volteó a ver muy sorprendida.

-Bonito gorro, te queda muy bien. –Dijo Lauren una vez estando frente a frente.

La morena llevaba un gorro rojo, el cual se comenzaba a quitar cuando iba entrando al local, también llevaba una chamarra del mismo color, más gruesa que los suéteres que solía usar, Lauren notó eso, siempre observaba algún cambio de Camila, sea bueno o malo, pero para este entonces solo veía cambios buenos.

-Por ver tu vestimenta, supongo que el frío está empeorando allá afuera.

Camila asintió, pero rápidamente recordó que no debía hacerlo y se corrigió respondiendo con un “Sí” había prometido dejar de expresarse así, al menos con la pelinegra. Lo que menos quería era que se molestara con ella.

-Tranquila. –Se rió por lo bajo. –No voy a matarte por no contestar con palabras. Supongo que con las demás personas sigues usando todos los gestos posibles en vez de palabras ¿Verdad?

-Sí.

-Ya no lo hagas.

Camila la miró boquiabierta. De la boca de cualquiera esas palabras sonarían rudas, pero con Lauren no era así, sonaban tiernas. Ella sólo quería ayudarla, era notable el interés que tenía en que la morena se comunicara más con todos y no solo con ella. Pero los favores cada vez eran más grandes. Hasta este momento le había obedecido a lo que Lauren le pedía, pero esta vez, no estaba segura si lograría cumplir ese enorme favor.

-Nos vemos una vez a la semana, es obvio que por eso perderás la costumbre de utilizar tu voz. Es mejor que practiques, será más fácil. Confía en mí, por favor. –Le dijo con una tierna sonrisa en su rostro que hacía notar levemente sus hoyuelos.

Camila pensó por un momento esas palabras, Lauren tenía razón, casi siempre era así. Además le pidió que confiara en ella, no quería decepcionarla.

-Está bien. Lo intentaré. –Respondió casi en un murmuro, aunque en su interior aún tenía cierta duda de lo que acababa de prometer.

-Realmente aprecio tu esfuerzo. –Dijo esta vez sonriendo de oreja a oreja. –Además, podría asegurar que no seré la única persona que se alegrará con eso.

Camila entonces comprendió que Lauren también tenía interés en su familia. En la manera en la que se alegrarían si volvía a comunicarse con ellos. Se imaginó a su mamá saltando de la felicidad luego de una corta conversación con ella de nuevo, eso la alegraría muchísimo, al final de todo, ella era un poco egoísta, su madre le daba todo, cumplía sus caprichos, y ella no le daba más que una simple negación o acierto con su cabeza. Aunque valga destacar que no fue su intención privar a su madre de esa felicidad, simplemente pasó, pero por eso intentaría con todas sus fuerzas cambiar las cosas, y que mejor motivación que la pelinegra que tenía frente a ella. Esa que, a pesar de no conocer a su querida madre, estaba buscando regresarle su felicidad, pensó y reafirmó lo maravillosa que Lauren era al hacerle ver y entender algo que ella no se había dado cuenta. Debía esforzarse todo lo posible, nadie más haría eso, era su trabajo.

-Who Are You?- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora