-¿Cómo dices Sinuhe? ¿Estás completamente segura?
-¡En serio! ¡No estoy loca! Yo estaba ahí, la vi,
también Alejandro la miró, Camila estaba riendo.-¿Cuándo fue la última vez que Camila había reído?
-No lo sé, creo que cuando tenía 14, antes de enfermarse. –murmuró tratando de recordar.
-Las personas que tienen el mismo problema que Camila suelen evolucionar muy lentamente, pero Camila ha avanzado muchísimo en estos dos meses ¿Has tenido algo que ver con ello?
-por desgracia no. Nunca supe cómo ayudar a mi propia hija. Todo lo ha logrado por su cuenta.
-Aun no estoy muy segura ¿Sabes qué fue el motivo para que riera?
Sinuhe calló por unos momentos, era obvio que sabía el motivo.
-¿Sinuhe?
-Ella.
-¿Quién ella?
-La chica del centro comercial.
-¿Qué sabes de ella?
-No mucho. Sólo sé que trabaja en el centro comercial. Camila va todos los sábados a ese local. Su nombre, si mal lo recuerdo es Lauren. El sábado pasado por un cambio inesperado de planes estuvo a punto de no ir. Creo que le iba a dar un ataque de nervios o algo así.
-¿Conoces a la chica?
-Sólo la vi de lejos, la escuché decir un par de tonterías. No parece una mala persona.
-Sinuhe creo que ya somos personas adultas y no hace falta que te informe que Camila está realmente interesada en esa chica.
Esas palabras le cayeron como un balde de agua fría. Sinu lo sospechaba desde hace mucho tiempo, pero quería que alguien se lo confirmara. De todas maneras, ella apoyaría a su hija sin importar nada.
-Lo imaginé. –Suspiró. -¿Qué debo hacer?
-Realmente no hay mucho que hacer. Es obvio que Camila está progresando por su fuerza de voluntad, pero requiere de su incentivo. Si le quitas el incentivo, retrocedería hasta a la etapa inicial, quizá empeoraría. Procura que eso, por favor, no pase.
-Entiendo.
Al sábado siguiente, Camila estaba dubitativa, no sabía si ir a la hora del almuerzo de Lauren o al final de su turno. Una semana atrás, había tenido la mejor experiencia de su vida, pero no quería que la pelinegra estuviera pasando hambre todo el día por su culpa. Pero por otra parte, quería pasar mucho más tiempo con ella. Tampoco estaba segura que si al ir a la hora que su turno terminara Lauren la quisiera ver y pasar con ella. Tenía tantas dudas en su cabeza, pero finalmente decidió ir pasadas las cinco. Esperando que hubiera almorzado sin ella. Dándole de nuevo lugar a que la invite a pasar con ella después de su trabajo. Sabía que estaba arriesgando un lapso de tiempo asegurado a uno más extenso pero que no tenía mucha seguridad si pasaría. Pero tenía la necesidad de hacerlo.
Aproximadamente una media hora antes que Lauren terminara su turno, Camila entró al local, la pelinegra sonrió y desvió su mirada al verla hasta que la castaña estuvo casi frente a ella.
-¿Entonces? –Preguntó divertida. -¿Admitirás que un hombre con un bigote cuenta como un animal? –La castaña sonrió hasta que se formaron pequeñas arrugas a los lados de sus ojos.
-Nunca. –Respondió sonriente.
-Intercambiaron un par de comentarios, y realizaron la compra de una nueva camisa. Esta vez Lauren no se veía hambrienta, pero sí un poco más cansada de lo normal. Quizá, sólo quizá no pasaría lo que Camila estaba pensando, apretó la bolsa entre sus manos un tanto nerviosa.
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-Who Are You?- Camren.
ContoHola de nuevo, esta es otra adaptación es algo corta espero les guste.