-Capítulo 14.-

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-¡Lauren! –Gritó llamando la atención de la pelinegra quien volteó y retrocedió unos pasos.–Solo necesito saber una cosa más. Por favor.

Lauren frunció el ceño, confundida.

-Dime algo ¿Qué se siente oír cantar a Camila?

Todos esos recuerdos comenzaron a inundar su mente. Mordió su labio y agachó su cabeza, no podía esconder esa felicidad. Quizá era muy egoísta de su parte, pero se sentía la persona más feliz y dichosa de saber que fue la única que logró escuchar cantar a Camila con esa hermosa voz que ella tenía. Era realmente un orgullo.

-Es verdaderamente hermoso. –Respondió con su voz quebrada y sus ojos cristalizados. –llenaba de paz, era como, como escuchar a un mismo ángel cantar.

Luego de un par de sonrisas melancólicas de parte de ambas, Lauren continuó su camino.

No se dirigía para su casa. Caminaba por las calles que una vez caminó al lado de Camila, y ahora, eso no podría volver a repetirse. Durante su lenta caminata, los recuerdos de aquella noche caminando de la mano de Camila la inundaron. Luego de varios minutos, una vez más se encontraba en aquella plaza, se sentó en una banca, justo frente a aquel árbol aún lleno de nieve. No había ni un alma en las calles.

Lauren miraba las montañas de nieve que habían en el suelo y pudo verse ahí una vez más. Jugando con Camila. Era tan pequeña, tenía mucho que vivir, maldita sea. Era una maldita injusticia. Se quitó lentamente su suéter, el suéter que Camila le había regalado. No le importó el frío que se colaría por sus huesos. Lo sostuvo entre sus manos, observándolo. Recordando el último día que estuvo con Camila, sin saber, que sería el último.

Recordó la canción. Pensar que no volvería a escuchar esa ronca pero angelical voz, la llenaba de una melancolía que dolía, y dolía muchísimo.
Recordó también la última sonrisa que Camila le dedicó antes de salir del local aquel día. El último día.

-Por lo menos, el último recuerdo que tengo de ti, es una sonrisa. –Dijo amargamente mientras miraba fijamente el suéter rojo, las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas muy lentamente. –Me hubiese gustado tener una respuesta.

I've been thinking 'bout ways that I wanna hold you close

Just so you know

Lauren susurraba lentamente cada palabra de esa canción, esa canción que ahora más que nunca cobraría vida para ella. Amargas y dolorosas lágrimas comenzaron a caer sobre el suéter rojo y Lauren lo apretó contra su pecho. Aferrándose a lo único material que Camila le había dejado.

-Lo siento tanto, Camz…-Dijo entre sollozos cargados de un inmenso dolor. Sólo Dios sabe cuánto tiempo fue el que estuvo la pelinegra ahí, sentada, bajo el inmenso frío sin el suéter puesto sólo con sus guantes, su gorro y su dolor acompañándola.

…..

Dos semanas después de enterarse sobre la muerte de Camila, Lauren renunció a su trabajo. Se despidió de todos sus compañeros y jefes. A pesar que todos trataron de retenerla, ella no daría su brazo a torcer. No podía continuar trabajando en ese lugar. Viviendo estúpidamente esperanzada a que Camila llegaría en cualquier momento, cruzaría esa puerta tímidamente y escogería una camisa al azar. Simplemente no podía soportarlo.

Se dedicó de lleno a sus estudios, trataba de mantener su cabeza lo más ocupada posible. Después de un par de meses, decidió irse a vivir a México.

Lauren no volvió a escuchar su canción favorita.
Quería guardar en su memoria esa melodía cantada por Camila y ella aquella tarde.

-Who Are You?- Camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora