Historias de terror

Sonrisa

Carolina era una chica muy hermosa, rubia, de ojos azules intensos y labios rojos afelpados, le gustaba mucho mirarse al espejo, su casa estaba llena de ellos por mera vanidad es más no había un día en que no se mirase en uno de ellos admirando lo preciosa que era.
  Una noche de tormenta Carolina estaba despierta, junto a su mesita de noche había dejado, como habitualmente lo hacía, un pequeño espejo de mano. Lo tomó por mero aburrimiento, derrepente un rayo provocó que tirará el espejo al suelo por el susto haciendo que se quebrara en pequeños pedazos.  Soltando un suspiro de molestia por su estupidez se agachó y antes de que pudiera siquiera tocar un pedazo otro rayo iluminó la habitación, ya que esta estaba en completa oscuridad, salvo por una pequeña lámpara de noche que iluminaba con una tenue luz, su vista estaba en los pedazos del espejo en ese momento y se quedó inmóvil al ver un rostro completamente blanco con las cuencas de los ojos vacías y negras reflejado en el cristal roto, lo más horrible de ese blanco rostro era esa sonrisa espeluznante sin dientes que tenia como dibujada y puesta a la fuerza, Carolina gritó y salió corriendo a tropezones a la habitación de sus padres sin parar de gritar deformando su bello rostro.
Desde entonces no ha vuelto a mirarse a un espejo por temor a ver nuevamente esa horrible sonrisa que no deja de acompañarla en sus más horrendas pesadillas.