Capítulo 1

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Estaba caminando por los pasillos de mi escuela, cuando me tropecé y todas las cosas que traía en manos, salieron volando y terminaron regadas por el piso. Me arrodille para recoger mis cosas cuando sentí una punzada en mi pierna derecha, por lo que levante un poco la falda de mi uniforme para revisar si me había lastimado. -Genial-, dije para mí misma, la parte donde me había herido estaba sangrando un poco.

En lo que estaba absorta en mis pensamientos y dolor, no me di cuenta que una persona se acercó a ayudarme. -¿Estas bien?...-, pregunto, y yo sorprendida voltee a verlo rápidamente. Me quede helada, el chico que estaba delante de mí con un gesto de preocupación, era el hombre más guapo que había visto. Su cara era muy bendecida, y su voz, era como escuchar tu sonido favorito repetirse una y otra vez. De lo embobada que estaba, no me di cuenta de que llamaba por mi nombre varias veces.

-Kim Seulgi, Kim Seulgi, ¿estás bien?, Kim Seulgi...-, gracias a que me sacudió levemente los hombros, regrese a mis cinco sentidos, y con la cara roja de pena ante mi obvia admiración de su rostro. –Ah, si, si estoy bien...-, en eso me dio su mano para levantarme, a la cual con un poco de duda acepte.

Cuando intente levantarme, mi pierna sintió múltiples punzadas, causando que soltara un pequeño gemido de dolor, y verán pues, soy algo sensible a las cosas dolorosas, por lo que el que me duela bastante, no me sorprende.

El chico se preocupó al escucharme, así que se agacho y agarro mis cosas del suelo, y luego coloco mi brazo alrededor de su cuello, para que yo pudiera sostenerme mejor. -Esto no está bien, te llevare a enfermería...-, me miro a los ojos, y justo en ese momento mi corazón se aceleró.

-Ahh, no es necesario, puedo ir yo sola, pero igual muchas gracias por haberme ayudado-, no quería causarle ninguna otra molestia, aparte ya había hecho mucho por mí. Pero él no me soltó, y volvió a insistir en ayudarme a llegar hasta allá. Ante su insistencia, termine aceptando, y una vez más le agradecí.

Íbamos caminando por el pasillo, ya casi llegábamos a enfermería, pero el ambiente era algo incómodo, al menos para mí, digo, éramos dos desconocidos caminando como si fuéramos amigos ayudándose uno al otro.

Ya habíamos llegado a la entrada de la enfermería, pensaba en despedirme y agradecer por tercera vez, pero el chico no se detuvo y prosiguió por entrar. Una vez adentro nos dimos cuenta de que no estaba la enfermera ahí, el chico me acerco a una de las camillas y por fin pude descansar mi pierna toda adolorida y después de diez minutos, gracias a mi discapacidad de caminar bien, ahora también estaba llena de sangre.

Mientras me acomodaba en la camilla, el chico empezó a abrir cajones en busca de algo, no alcanzaba a ver muy bien desde donde estaba, ya que donde el buscaba, estaba a contra esquina de donde yo estaba. – ¿Qué haces?-, le pregunte un poco preocupada, porque se supone que no debemos tocar o abrir nada en ausencia de una enfermera o de alguna autoridad, esto debido a que en el pasado, algunos alumnos buscaban las medicinas para así drogarse. Desde entonces fue puesta esa regla. –Estaba buscando esto-, me muestra su mano, y en ella había gasas y lo que creo que era agua oxigenada.

Rápidamente se acercó a mí, agarro un asiento y comenzó a intentar curar mi herida, pero yo lo detuve antes de que pusiera cualquier cosa, ya lo había molestado mucho, y que todavía me ayudara con esto, sería demasiado. –Yo lo hago, enserio much...-, no pude terminar por que el me interrumpió. –No te preocupes, yo lo puedo hacer por ti.-, me dio una pequeña sonrisa al finalizar, y yo ya no pude decirle que no.

Cuando aplico el agua oxigenada, solté otro gemido de dolor, y el rápidamente término la curación poniéndome la gasa alrededor de mi herida y pierna. –Disculpa si te dolió-, me dijo un poco apenado. –Ayyy tu deberías de disculparme a mi, por todas las molestias que te cause.-, él sonrió una vez más, pero esta vez fue una sonrisa completa en la cual mostraba sus dientes, y me percate de que cuando sonreia asi, parecia un conejito. –Para mí fue un placer.-, en ese después de eso el lugar se quedó en silencio, comencé a sentirme nerviosa, y más por su mirada fija en mí. Ya no sabía qué hacer ni que decir, y en eso se me vino algo a la mente: no había preguntado su nombre.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2019 ⏰

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