Aquí estoy otra vez

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Hoy después de cinco años, vuelvo a la casa de mi madre. Hoy la volveré a ver a ella, mi mejor amiga.

Cuando llegué a la casa de mi mamá no había nadie, o al menos eso pensé, porque cuando entré pude ver que todos estaban ahí, bueno, casi todos porque no estaba mi mejor amigo, ya que estaba de viaje por cosas de trabajo.

A la primera que saludé fue a mi mamá.

—Mi cielo —mi mamá me abrazo muy fuerte—. ¿Cómo te fue en el viaje?

—Muy bien, mamá.

—Y tu novia ¿dónde está?

—No pudo venir, tenía un evento muy importante en su trabajo y no podía faltar.

—Que lástima.

—Ya vendrá luego.

Llegó el momento de saludarla.

—¿Cómo estás mi pequeña tonta? —le dije mientras me acercaba a ella.

—Súper ahora que te veo, mi chaparro bonito —dicho esto me abrazó y nos reímos como locos—. Te extrañe.

—Yo igual.

—Voy a ir a prepararles algo de tomar mientras ustedes se ponen al corriente de todo —mi mamá como siempre tan amable.

—Está bien, mami.

—Chaparro, ¿vamos al patio?

—Está bien, vamos.

Cuando llegamos al patio, nos sentamos frente a frente.

—Oye, ¿y tu novio?

—Esta trabajando, pero te mandó saludos.

—¡Ay que lindo! —imité la voz de una chica.

—¡No seas payaso! —me dio un golpe en el brazo—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Claro, las que quieras.

—¿Por qué nunca me dijiste?

—¿Qué? —su pregunta me extrañó mucho.

—Lo que sentías por mí.

¿Cómo diablos se dio cuenta? 😮

—¿Quién te dijo?

—Encontré las notas.

—¿Que hacías en mi cuarto?

—Estaba buscando unas fotos nuestras.

—¡Maldición!

—Oye, relájate, no pasa nada.

—Claro que sí pasa.

—Lo siento mucho...

—Tranquila fue un accidente.

—¿Qué?

—El que encontrarás las notas.

—Yo no me refería a eso.

—¿Entonces a qué te refieres?

—A todas esas veces que te quedaste conmigo, después de que un idiota me engañaba o me  rompía el corazón. Me imagino como te sentías y yo...

—Relájate eso ya pasó, tú eres feliz, yo soy feliz, aparte ahora que te veo, me pregunto por qué me gustabas si estás fea —me reí.

—¡Eres un idiota! —nuevamente me golpeó en el brazo.

—Es mentira sabes que te quiero, pequeña tonta —le revolví el cabello.

—Yo también te quiero, chaparrito tonto.

—Ay que lindos se ven —era mi mamá—, pero ya tomen su limonada.

—¡Gracias! —ambos lo dijimos a la vez.

¿Ya ven? Esta es la razón por la cuál nunca le dije la verdad. Nunca quise arruinar una maravillosa amistad por un sentimiento que podía ser pasajero.

Notas de: Un Mejor Amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora