Capítulo 1: El principio del fin.

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Fue en un octubre cualquiera, ya casi era noviembre pues estábamos a finales de mes yo por mi parte andaba feliz, no, mucho más que eso feliz era poco... Me encantaban los dos últimos meses del año por su clima frío y tranquilo, el soplar y ver el humo helado saliendo de mi boca era algo simplemente fascinante. 

Seguramente por eso todos me creían loco cosa que yo no acepte hasta algunas horas más tarde, mis clases terminaron y otra vez la misma rutina estaba allí constante: solía trotar hasta una cafetería cercana sentarme en un rincón del local y leerme casi todo un libro hoja por hoja disfrutando cada sensación escrita en el papel, para mí eso era la gloria luego de eso no hacía mucho si no me quedaba hasta desvelarme dando vueltas por un parque cercano me dormía hasta muy tarde imaginando un sinfín de cosas inimaginables, no me preocupaba estar hasta tan tarde en la calle porque no era muy tomado en cuenta en mi hogar. Mi papá es un hombre de familia en pocas palabras, se llama George, sale temprano a trabajar y luego vuelve a casa a compartir con todos, Miriam mi madre le encantan los artículos de belleza se podría decir que es el tipo de mujer que nació esperando casarse, ser la esposa y ama de casa perfecta, no sé si madre entra en sus aspiraciones, también tengo una hermana menor de 10 años llamada Amanda yo le digo Mindy pero soy el único que lo hace ella es todo lo contrario a mi ¡Es muy extrovertida! le encanta hacer de todo y nunca se cansa, le tengo mucho cariño y de verdad aprecio que ella sea distinta a mi. 

Como sea, hoy normalmente decidí quedarme en la calle un buen rato meditando caminaba a paso lento mientras sentía el crujir de las hojas secas en el piso, me senté en un banco mientras disfrutaba la primera brisa helada del invierno sabía que esta vez era distinta traía un presagio muy malo esa noche la sentí tensa, corrijo, me sentía tenso pues tenia la impresión de que estaba siendo observado a lo lejos, estaba en total silencio y escuchaba a alguien jadear me sorprendí al reconocer que era yo, estaba sudando, nervioso ¿Cuanto hace desde la última vez que me sentí así?

Recuerdo que la última vez que estuve nervioso fue en secundaria teniendo 16 años, por una rendija de una casa cercana a la mía de lejos pude observar a una jovial y hermosa muchacha asomada en su ventana inmersa en la calle, detallando cada gesto o acción de los que afuera se encontraban, en un momento volvió su mirada inquisidora hacia mi y reaccioné ¡Qué tonto me debí haber visto! Más aun si ella descubría lo asocial que siempre fui. Ahora no estaba nervioso por ningún enamoramiento pasajero, sino porque en la penumbra podría jurar que alguien o algo se estaba burlando de mis sentimientos traicioneros ¿No estaré imaginándolo? Me repetía, presuroso recogí mis cosas y volví antes a casa.

-" David ¿no te cansas de llegar tarde?" — replicó mamá. —

No le presté mucha atención pues no tenía cabeza para nada y busqué mi habitación con desenfreno, una vez dentro pasé el cerrojo y me tumbe en la cama ¿Que estaba pasando? Resolví tratar de dormir pero fue en vano minutos después escuché una voz retumbando en mi cabeza, siniestra, gruesa, como si fuera de otro mundo.

-" ¿Porque tan desesperado? " — preguntó la voz. —

-" ¿Quien eres? ¿Que quieres? " — dije con tono enfermizo. —

 -" Soy tu yo asesino, supongamos que tu parte malvada. Verás deseo que seas igual que yo."— exclamó riéndose de forma maniática. 

-" ¡Nunca! No te conozco pero no quiero ensuciarme las manos de esa manera ¡No soy igual que tú! " — exclamé vociferando. —

-" Por ahora, por ahora... Nunca digas nunca Davi..." — 

Alguien tocaba la puerta 

-" Hijo ¿Con quien hablas? ¡Ven a cenar a la mesa como se debe y no encerrado como un ermitaño! — interrumpió  abruptamente Miriam. —

Frenesí en días de soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora