Over Again. ~ Secuela de Loverboy - Nathan Sykes Fanfic. (versión español)

Capítulo 19. || "Playstation, café y Skype."

Cuando le mencioné a Nathan que lo llamaría y le escribiría todos los días no estaba bromeando. Hasta ahora ya llevaba casi dos semanas afuera, y estaba muy segura de que no había pasado un día en el que no le había escrito menos de 5 mensajes de textos y sin que lo llamara al menos 1 vez. 

Los chicos se fueron a Londres a hacer una entrevista y sesión de fotos con la revista Fabulous, aparte de que comenzaron a grabar el nuevo álbum. Lo último sí que me emocionó mucho, ya que como buena seguidora de la banda quería escuchar nueva música, aunque no hacía tanto que habían lanzado un nuevo sencillo. Le pregunté a Nathan respecto a ese tema, a lo que él me contestó: —En realidad ahora sólo nos estamos concentrando en la parte de componer temas. Hemos estado haciendo varios arreglos a canciones que ya habíamos grabado antes y tal vez una pueda ser el nuevo sencillo del álbum. No estamos muy seguros. Aún hay mucho trabajo que hacer. 

No le seguí preguntando más sobre el tema, ya que, como le había dicho ya casi un año, quería saber lo mismo que supieran las fans, sin exclusividad. Aunque, pensándolo bien, ahora que voy a trabajar con ellos no voy a poder evitar saber todo lo nuevo, ¿verdad? 

Nathan también me comentó que irían a Los Ángeles a presentarse en The Voice y para grabar el vídeo de Chasing The Sun. Después de eso se irían a Las Vegas para dar un pequeño concierto en el 10ak Nightclub y para presentarse en los Billboard Awards. Me senté un momento y me puse a pensar lo muy raro que era poder decir que salía con él. Quiero decir, probablemente en este momento haya miles de chicas —y, quién sabe? tal vez también chicos— pensando en Nathan Sykes. Era también muy extraño saber que él era un celebridad de clase mundial, que estaba en el A-List de Hollywood, y que en realidad tenía la oportunidad de presentarse en premios que yo a penas puedo ver gracias a la TV de paga. Sí, siempre había tenido en cuenta que era famoso, pero pensarlo profundamente hacía que me diera cuenta que era real, y que estaba ocurriendo. 

Le conté que mientras tanto, que aquí en Cambridge, ya los preparativos para el Gran Maratón a beneficio de la Facultad de Artes de Harvard estaban casi completos. Iba a ser el sábado 19 de mayo, es decir, la semana que viene, e iba a recorrer unos 7 kilómetros más o menos. Comenzaba en la intersección de la autovía Alewife Brook con la Avenida Massachusetts y terminaría en la salida 2A del Memorial Drive. No era muy familiar con la ruta exacta —ya que yo no estaba organizando el evento— pero estaba segura de que algún momento pasaría cerca de la universidad. 

Me había reunido con el equipo de tesoreros y con el grupo de personas que estaba planeando el maratón para hablar sobre el dinero y cosas relacionadas con el tema, y no me sorprendí mucho cuando Justin —parte del grupo que organiza el maratón— nos comentó que, por mucho que habían buscado que las cosas que usáramos fueran gratis en su mayoría (por ser un evento de beneficencia) había sido muy difícil, por lo que terminaron gastando una parte del dinero que ya habíamos ganado. Melanie, la tesorera principal, no se mostró muy contenta con eso al principio, ya que ahora teníamos que ganar casi el doble de lo que necesitábamos antes, pero al final todos comprendimos.

Marcus y Melanie habían visto registros de ganancias de maratones que se habían hecho antes en la ciudad, y nos dijeron que las sumas eran exorbitantes —en algunos casos a veces ganaban hasta millones de dólares— pero eso era porque las inscripciones eran muy altas. Nosotros habíamos decidido dejar las inscripciones bajas, por lo que sólo costaban 5.50 dólares cada una. Yo, como no soy buena administrando dinero, no podía comentar en casi nada. Los tesoreros nos dijeron que veían que esto nos iba a salir muy bien y que confiaban en que íbamos a ganar bastante con el maratón.