35. Sensaciones y pesadillas

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Abrí los ojos y todo estaba en completa oscuridad. Retire la colcha y sentí algo humedecer mis manos. Encendí la lámpara rápidamente y un grito escapó de mi garganta.

Desperté bañada en sudor y lo primero que hice fue encender la lámpara.

--Casandra tranquila—Antoni apareció a mi lado y me sujetó con firmeza—estas bien, estás en tu cuarto

Mire a mi alrededor y todos estaban ahí. Nathaniel estaba parado junto a la ventana, Frederick se encontraba sentado en el sofá junto a Xavier, quien parecía haber despertado por mis gritos.

--us...ustedes—todos me miraron y comencé a llorar de nuevo. Antoni no tardó en abrazarme y decir cosas lindas para consolarme

--¿Qué sucede Casandra?—miré a Nathaniel y tragué saliva. Me limpie el rostro y respiré hondo para tratar de controlar todas estas emociones

--puedes decirnos—Xavier se sentó a mi lado y colocó su mano sobre la mía

--los...los vi—me trabé a media frase y me sentí culpable por mis horrendos sueños—los vi morir de nuevo—bajé la cabeza y la hundí en el pecho de Antoni—lo siento tanto

--¿Qué?—Xavier apretó mi mano y me obligó a mirarle— ¿a qué te refieres con de nuevo? ¿A quiénes viste?

--a todos—los chicos se miraron entre si y pude ver confusión en ellos—la primera vez los soñé en un baile. Todos estaban ahí, todos los del pueblo, ustedes, mis padres—los ojos del mayordomo se abrieron por la sorpresa y el miedo—los acabo de volver a ver a todos muertos sobre este piso. Ustedes tres sobre de mi—miré a los chicos, que se habían acercado para oír mejor—esa bestia también estaba, en ambos sueños

Todos parecían preocupados y temerosos, en especial Xavier, era el que peor ocultaba su temor, no dejaba de tocar su rostro. Antoni aún mantenía un brazo sobre de mí, pero estaba más ocupado intercambiando una mirada con los chicos. Bajé la mirada cansada y asustada y vi la venda en mi muslo. Coloqué mi mano y pude sentir un dolor agudo.

--por eso anduviste rara toda la semana—acusó Frederick a lo que asentí— ¿Por qué no dijiste nada?

--creí que se reirían o me regañarían—dije en un murmullo—además tampoco quise preocuparlos. Creí que solo era un sueño más

--¿y ahora que piensas?—Antoni me miró con ojos serios, muy poco usual en el— ¿esa criatura te lastimo en alguno de tus sueños?—negué con la cabeza— ¿entonces qué hace?

--solo me observa y sonríe—eso es lo que más miedo me daba de toda esa situación— ¿es peor eso?

--¿Cómo pudo entrar a la casa?—preguntó Nathaniel de la nada. Sus ojos inquisidores miraron a Xavier

--no tengo idea. La casa está protegida, ninguno puede colarse por ningún lado

--pues lo hicieron y debemos saber cómo—la voz autoritaria de Nathaniel se hizo presente—esa cosa escapó y podría regresar a buscarla en cualquier momento—me encogí de hombros y me pegué más a Antoni—Frederick creí que tenías esto bajo control—gruñó al castaño con ojos fríos

--la última vez que vino nos encargamos de él. No había regresado

--esperen ¿Qué ultima vez?—me moví tan rápido que la herida resintió aquello— ¿esa cosa ya había venido antes y ustedes lo sabían?—si aún tenía miedo, se ocultaba con la sorpresa

--el sujeto viene cada que quiere. Nunca ha podido entrar a la casa y cuando se ha acercado, Antoni y yo lo retenemos. Él es...—Frederick miró a Nathaniel y luego a Xavier antes de volver a mí—es aquel a quien tu padre hizo trampa

KENNINGAR: A las Sombra De Sus Alas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora