No quiero ser ya lo que fui ayer, eso que era tan pasajero, tan débil. No quiero ser un fantasma dentro de la multitud de tus recuerdos, quiero ser tu fuerza, tu frialdad, tu mirada. Quiero ser esos brazos que con seguridad están siempre abiertos para ti, esos que no esconden secretos e inseguridades grabadas en la piel. No quiero ser ese suspiro que se aleja de ti como siempre, uno tras otro como las personas en la vida de tantos, en mi vida. Necesito ser el tacto que sientas caliente, como el sol en tu hermoso rostro ese día de verano, nuestro verano, nuestro beso. No desearía ser el olvido, ser algo tan ligero como el viento que acaricia tu pelo, como esa ventisca fría antes de ponerse a llover, esas miradas frías, como desconocidos que se conocen mas que nadie. No quiero ser la inseguridad, esa que tanto me atormentó, esa despedida, esa lagrima. Ser esa furia, ese grito, ese desprecio, esa ruptura.
