Emilio...

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Después de la muerte de su abuelo, él solo podía mirar para abajo. Rechazando la ayuda de todos sus amigos el se encontraba, y no le importaba nada, indiferente, caminaba por los pasillos de su escuela, donde el no sentía ser bienvenido.

Mirando a la nada, no se podía concentrar en su tarea. Estaba agobiado por aquel accidente de hace ya un mes, y las palabras de su abuelo se marcaron en su mente, selladas por la melancolía y angustia, no dejaban de rondar en su perturbada mente.

Lo único que lo hacia escapar de esa enorme jaula de inseguridades era la música y la literatura. Al escuchar los acordes de la guitarra, cada nota lo llevaba en un viaje magistral hacia el olvido, lo dejaba libre de todas las preocupaciones, de toda esa rabia contenida, hacia aquel conductor descuidado que dio fin a la vida de su único familiar restante. Con los libros, al perderse en los bosques de letras y hermosas historias todo lo que lo rodeaba desaparecía, nadie importaba mas que el y su pasión. Nada se interponía entre el y su amor por las bellas artes, donde al expresar sus sentimientos mediante hermosos relatos y trágicos poemas, se desahogaba, se soltaba. Era libre.

Se desconecto y ya el peso volvió a sus hombros, todas las miradas nuevamente en el. ¿Cómo dejar de sentirse de tal manera al notar como todos lo miran, sin decir palabra? ¿Cómo ignorar tal sentimiento, tal dolor en su frágil pecho?

Emilio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora