Despertar, ducharme, desayunar. Hablar sólo en inglés en la mesa y que papá me reproche por ello.
"No te avergüences de tus raíces" dice él. No lo hago. Es sólo que vivo en Estados Unidos, nací aquí. No niego nada. Sólo es lo que debería ser, ¿no? Él siempre quiere que lo hable cuando esté en casa, que no olvide de dónde es una parte de mi familia. Él es americano y mi madre era mexicana. Se conocieron en California y se enamoraron. Poco tiempo después, fui el resultado de su gran amor. Me nombraron como a ella, Gloria.Mamá murió después de dar a luz a mi pequeña hermana, Elizabeth. Papá pasó por tiempos difíciles sin ella, pensó en dejar su trabajo y mi tía Mary lo alentó a no dejar de escribir. Lo motivó diciendo que podía escribir para ella.
Cuando mamá estaba con nosotros, trataba de enseñarle su español a papá. Nunca se le dio muy bien el idioma. Por otro lado, a mí sí. Estaba encantada de aprenderlo y hablarlo. Ella cantaba un montón de canciones en español con su dulce voz, canciones que después de irse me dejaron un triste sabor de boca. Dejé de hablarlo tan seguido desde ese entonces.
"¿Qué desayunaremos esta vez?" pregunté mientras bajaba por la escalera, aún con una toalla en mi húmedo cabello castaño que amaneció más ondulado que de costumbre. Las gotas caían en mi blusa de manga larga y dejaban manchas más oscuras que el color rosa en ella.
"Huevos con tocino" dijo él. Estaba parado a un lado de la estufa, mirando su cafetera. Llevaba una camisa verde oscuro y un pantalón de mezclilla negro. Su cabello, castaño y casi inexistente.
"Y dile a tu hermana que se apresure o se enfriará" agregó.
"Está en la ducha. Apenas entró, puedo comer lo de ella sin problema"
"Qué favor, Gloria"
Me senté en la mesa, pequeña, para tres personas. Era de madera que adquirió un bonito tono café rústico. Las sillas eran de plástico, blancas. Cuando nos mudamos hubo un problema con las de madera, no recuerdo qué pasó pero ya no están. Miré mi plato lleno, delicioso. Moría de hambre. Mi celular sonó.
"¿Ya vienes o paso por ti?" era un mensaje de Anne.
"Estoy desayunando, te veo allá, ¿va?" escribí. Me quité la húmeda toalla amarilla y la coloqué en el respaldo de la silla a mi lado.
Anne ha sido mi mejor amiga desde el jardín de niños. Solíamos vivir a un lado de su casa, pero hace más de un año nos mudamos. La antigua casa traía demasiados recuerdos a papá y no pudo soportarlo, intentamos esto por su bien. Anne y yo vamos en la misma universidad y aunque haya cambiado de casa no estamos tan lejos, unas 10 cuadras a lo mucho. Anne es una rubia teñida con una buena vida, llena de lujos de sus ricos padres. Tiene un bello auto gris y consiguió su licencia con sus billetes. Su novio, es vocalista en una banda de la universidad. Un chico alto, medio rubio y atlético. Lo conocimos a él y a su raro grupo de amigos en la secundaria y ellos formaron su banda en preparatoria."Estuvo delicioso. Tengo que irme, papá. Anne ya va en camino"
"Mucha suerte en el examen de hoy, cariño" me sonrió tiernamente, bebiendo de su taza azul preferida.
Diablos. El examen. No estudié nada, ni siquiera repasé conceptos. Nada. Estoy en blanco, en ceros. Ayer debía estudiar pero a todos se nos ocurrió irnos de fiesta. ¿Qué diablos sé de biología?
"Me irá muy bien, gracias, hasta la tarde" me despedí.
Salí de la casa, y apresuré un poco el paso. Olvidé mi vieja sudadera gris en el borde de mi cama, pero no importaba. Mi primera clase era a las 8:10 y eran las 7:50, la universidad está a una distancia considerable si vas caminando. En auto, son unos 7 minutos. Anne a veces me lleva, a veces no. Esta vez no.
Me puse mis audífonos negros, el reproductor en aleatorio y de repente suena una canción en español. Julieta Venegas. Desde que te apareciste de repente todo parece brillar...*La cambio rápido. El español me recuerda a mamá cantándome de pequeña y no quiero ponerme triste ni nostálgica ahora mismo cuando hay un examen. Para el que ni siquiera estoy lista.
Apenas he caminado dos cuadras cuando pasa un auto que me parece conocido. Volteé, al escuchar mi nombre seguido de un chiflido.
"¡Gloria! ¿Vas tarde, no? Sube."
"Gracias, Mike. Tuve que desayunar algo, lo de ayer me estuvo matando." dije mientras me acercaba a su viejo auto negro que dejaba ver algunas manchas de pintura azul en los retrovisores, quién sabe por qué. No era el auto más lindo que hubiera visto, pero servía bien. Siempre estaba listo para algún aventón y su conductor, igual.
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GLORIA - Ashton Irwin.
Fanfiction¿Qué tanta confianza puedes darle a alguien que apenas conoces y se niega a que lo descifres? ©monsetwenty.