Me tensé en mi lugar y bajé la mirada al suelo con los labios entre abiertos mientras pensaba en que decir. Sus dedos fueron a parar a mi barbilla empujando suavemente de ésta hacia arriba obligándome a que la mirara a los ojos.
-No me había puesto a pensar en eso, yo...- Mi nerviosismo era evidente.
-Hey. Hey. Está bien, no te estoy presionando tan sólo era una pregunta.- En su rostro se podía notar la preocupación- No lo digo para que tomes una decisión apresurada.
-Es sólo que todo esto no estaba en mis planes, y aún me queda un año en la universidad.- Murmuré jugueteando con mis dedos.
-No soy egoísta como para pedirte que dejes todo lo que te gusta por mí.- Tomé atención de sus palabras- Siempre existe la posibilidad de poder acompañarte.- La miré rápidamente para ver una sonrisa en sus labios.
-¿Harías eso por mí?.- Pregunté impresionada- Me refiero a dejar todo esto a lo que estás acostumbrada para irte conmigo a Nueva York.- Asintió riendo de mi actitud.
-Por ti haría y dejaría cualquier cosa Camila.- Susurró acariciando mi mejilla con delicadeza- Porque eres parte de mí.
...
Sus labios me recibieron de manera cálida para sellar un beso cargado de amor y dulzura. Era increíble la serenidad que ella podía transmitirme con tan sólo un beso, y todas aquellas sensaciones que se producían en mi estómago cada vez que estaba cerca mío. Me alejé de ella lanzando un suspiro.
-Si tu padre nos viera ahora mismo, ¿Tendría que correr por mi propio bien?.- Pregunté acariciando mi nariz contra la de ella. Soltó una risa antes de asentir.
-Probablemente.
-Entonces estoy dispuesta a correr el riesgo.- Murmuré contra sus labios para besarla otra vez.
-Mila crees poder.....- La voz de Maia se hizo audible y Camila se separó rápidamente de mi con un ligero empujón. Reí ante su reacción y ambas nos giramos para ver a su hermana de pie en el umbral con una sonrisa traviesa.
-¿Qué decías Mai?.- Las mejillas de mi novia tenía un color rojizo mientras trataba de evadir lo que acababa de pasar.
-No creo que a papá le guste que se besen.- Murmuró con un tono divertido.
-Estoy de acuerdo contigo enana. Pero si prometes no comentar nada, mañana puedo llevarte a por otro helado.- Traté de sobornarla con un poco de azúcar.
-Hecho.- Sonrió victoriosa adentrándose en la habitación- Mila necesito tu ayuda.- Dijo alzando el libro que traía entre manos.
-¿Matemáticas otra vez?.- Camila la miró alzando las cejas y ella asintió en un bufido- Ven aquí.- Se puso de pie y guió a Maia hasta el escritorio en su habitación.
-Puedo ayudar. En la escuela las matemáticas eran algo fácil para mí.- Comenté presumiendo mis habilidades sacando una risa a las hermanas Cabello.
-Entonces ven aquí y pruébalo Jauregui.- Me retó la mayor tendiéndome un lápiz mientras Maia nos veía divertida.
Estuvimos un buen momento concentradas en aquellos difíciles ejercicios, Maia reía cada vez que su hermana corregía algunos detalles de mi explicación. La verdad es que no esperaba que ella manejara las matemáticas mucho más que yo, haciéndome quedar como una tonta enfrente de su pequeña hermana.
-Y eso es todo Mai. Es mucho más fácil que la larga explicación de ella.- Se burló señalándome.
-¡Hey! Me haces quedar como una idiota que tan sólo posee un lindo rostro pero nada de cerebro.- Me quejé viéndola con un puchero en los labios.