LIKE A TATTOO | L.T.

CAPÍTULO II

Capítulo 2

La abundancia del silencio solía hacerme pensar mucho en mi futuro. Mi cabeza tenía ideas indescifrables, y eso era un reto para mí. Solía pensar, también, que lo que hacía no estaba bien, pero sólo estaba viendo mi realidad con los ojos ciegos.

Las ventanas siempre habían sido testigo de mi desasosiego, una oportunidad infalible para emprender el remordimiento. Un golpe bajo de mi naturaleza. 

El movimiento se detuvo.

—Podemos hacer algo mañana... Eh, te hablo.

Su áspera voz me sacó de mis cavilaciones. Le miré expectante.

—Creí que mi madre era la única que me ignora cuando abro la boca.

—Lo siento, es que... —un suspiro.

—Es ese sueño otra vez, ¿cierto?

—Sí. —Pero no sólo eso.— Volviendo, ¿qué me decías?

—Ah, te decía si quieres ir a cenar mañana. Ya sabes, una cena, tú, yo, una cena, ¿qué dices?

—Repetiste "cena" —Imposible decir eso sin una sonrisa en los labios.

—Sí, bueno. La cena es importante. ¿Paso por ti a las nueve?

—De acuerdo. —Una última sonrisa y adiós.

Me guiñó el ojo, acción poco común en él, antes de cerrar la puerta tras de mi.

Yo sólo daba algunos pasos hacia atrás mientras lo veía alejarse, cuando choqué con algo firme, una espalda, al parecer—. Lo siento. —No me molesté en voltear a ver a la persona, yo seguí caminando de reversa hasta que ya no vi señales de Aaron.

Una vez perdido de vista, emprendí mi camino hacia el edificio.

Mi vista se enfocó en un chico que corría precipitadamente en mi dirección. Bufé. Seguramente Andrew tenía otro problema amoroso y querría que lo resolviese.

El chico llegó a mí con poco aire en los pulmones, lo que lo llevó a tomar grandes bocanadas de aire antes de comenzar a hablar. Mi pregunta era ¿desde cuándo corría de esa manera? ni siquiera lo hacía tan rápido para llegar temprano a una clase.

—Andrew, te dije que no volvería a resolver tus problemas amorosos.

—No es eso..., es... —se detuvo a tomar aire un par de veces más.

—¿Es quién? Habla claro, Andrew.

—Es Denil

—¿Denil? ¿qué sucede con él?

—Sólo ven conmigo.

Mi amigo tiró de mi brazo, llevándome por todo el pasillo, hasta llegar al patio principal. Entonces, noté a un grupo de chicos y chicas dedicándose a observar una riña.

Me abrí paso entre la gente, ellos observaban —o al menos lo intentaban—, mientras dos chicos los detenían.

—¡¿Qué sucede aquí?! —Ambos chicos me miraron, uno de ellos con recelo y el otro un tanto satisfecho—. Denil, ¿qué está pasando?

—Anda, Denil, ¿por qué no le dices la razón de nuestro pequeño encuentro? —Josh sonrió aún más satisfecho. Mi confusión crecía aún más y nadie se dignaba a hablar.

—¿De qué está hablando este tipo? —Denil me miraba serio, frío y eso no significaba nada bueno.

—¿Por qué no me lo dices tú? ¿Por qué Josh anda diciendo que te ha visto  con alguien más?