Werewolf ↭ || Liam Dunbar ||

Capítulo 10 - Monstruosidades

No sé, sinceramente, qué he hecho yo a parte de haber nacido y él no me lo quiere decir tampoco, simplemente está sentado en el sofá con cara de puño, ya perdí la cuenta de las veces que traté de hablarle. Entiendo que tal vez puede estar alterado porque acaba de estar a punto de morir, pero que yo sepa eso no es precisamente mi culpa.

—Kira encontró a Brett —anuncia Scott bajando las escaleras—. Están bien pero debemos irnos.

—¿Más asesinos?—pregunta Liam.

—Quizás muchos más —responde Scott.

—¿Diferentes a los que intentaron prendernos fuego?

—Eso creo, sí —dijo pasándole un casco a él y uno a mí—. Ustedes dos vayan en la moto, yo iré detrás en la bicicleta—ambos caminamos hacia la puerta pero nos paramos al ver que Liam no nos sigue. Él solo pone el casco sobre la barra y baja la mirada—. ¿Qué tal si te llevo a tu casa?—le pregunta mientras le vuelve a extender el casco.

—No soy como tú—le dice y me mira a mí—. No soy como ustedes.

—No aún—responde el alfa.

—No quiero decir que no soy fuerte o que nunca voy a aprender a estar en control—aclara, yo dejo el casco sobre la barra—, me refiero a todo lo demás. Ustedes intentan proteger a todo el mundo ¿han estado haciendo esto todo este tiempo? Quiero decir, ¿cómo es que siguen todos vivos?—bajo la mirada, recuerdos de Allison y Erica se disparan en mi mente.

—No todos lo estamos—responde Scott—. Te llevo a casa.

Liam se va con Scott en la motocicleta, ni siquiera me mira antes de partir. Suspiro y me voy en la vieja bicicleta de Scott tan rápido como puedo, no tardo en llegar a la clínica.

—¿Y Scott?—pregunta Kira cuando llego.

—No tarda en venir—responde, los hombres de Kira se dejan caer y no se preocupa por ocultar su expresión.

—Oye, trata de disimular tu decepción. Yo estoy aquí, ten algo de respeto por mi ego—solicito fingiendo estar ofendida, Kira sonríe y me indica que la siga. En la sala de procedimientos está Brett tomando la mano de una niña rubia, a su lado hay una chica pelirroja que pareciera que estuviese a punto de echarse a llorar, un hombre con cara de estafador, un hombre muy alto con cara de desconfiado, una mujer que probablemente aparenta más años de los que en verdad tiene, una chica de una veinte años que trata de ocultar su confusión que sostiene la mano de un hombre calvo y una mujer vieja, de rasgos asiáticos.

—Nirvana, ella es Lori—señala a la niña que está tomada de la mano de Brett—. A Brett lo conoces—el muchacho me saluda con un movimiento de cabeza—. Camile—señala a la pelirroja, que probablemente no notó que fue mencionada—. Rufus y Michelle—apunta a los dos que están en la esquina—. Dave, su hija Andy—el hombre calvo y la chica a su lado— y Satomi. La alfa.

—¿Te aprendiste todos sus nombres?—le susurro. Ella asiente. Segundos después se escucha la moto de Scott aparcar afuera, tanto Kira como yo salimos a la recepción. En cuanto entra, Kira se lanza a besarlo y él la acepta sin miramientos, no creo que les importe mucho mi presencia.

—¿Cómo está tu mamá?—pregunta Scott, cuando se separan.

—Bien. Curándose.

—¿Y tú? ¿Estas bien?

—Mucho—responde justo antes de volver besarlo.

—Qué diferencia—exclamo con ironía, Scott ríe un poco al separarse y Kira baja la mirada sonrojada.

—Satomi, él es Scott, de quién te hablé—presenta Kira al alfa al volver a entrar a la sala de procedimientos.

—¿Aquí estamos a salvo?—se lanza a preguntar Lori y es la primera vez que Camile alza la vista.