Los fríos y blancos copos de nieve se precipitaron como una caricia sobre su rostro haciendo que sonriera y cerrara sus ojos ante el placer de aquello, sabiendole a... Libertad.
No le importaba que el frío viento le golpeaba cada tanto y mucho menos que se le colase por los más recónditos huecos de su vestimenta hasta encontrar sus huesos, a pesar de llevar prácticamente un guardarropas completo sobre sí mismo. Asi como no le importaba y no se arrepentía el estar en ese lugar. No le importaba nada. Ahora estaba en paz.
Una, dos, tres, cuatro, hasta una quinta vez, vibró entre sus dedos, hasta cesar por completo -como las cincuenta veces anteriores- el único aparato que parecía, con ese simple hecho, reprocharle completamente sus accionar. Se sorprendía que aún no lo hayan rastreado y encontrado.
Cansado, destapó la parte trasera, desnudando el celular y quitandole la única fuente de energía que este poseía, para luego guardarlo sin vida en lo más profundo del bolsillo de su saco.
Miró a la gente que caminaba y pasaba de él como si nada, sin tener conciencia de quien era la persona que estaba sentado en uno de los banquillos de un parque, en donde parejas y algunos con sus hijos, asistían durante primaveras y veranos cálidos.
No pudo evitar que aquello le supiera a nostalgia.
Sonrió agradecido y suspirando tranquilo porque que nadie lo reconocía. Nadie sabía quién era él, solo se limitaban a negar rápidamente y obsequiarles miradas de soslayo, porque ¿Quién en su sano juicio estaría sentado, como si nada, en un banquillo de un parque de Seúl, con el clima que se prestaba diciembre?.
Solo a mi, se respondía el mismo riendo para sus adentros, porque no quería parecer más desquiciado de lo que aparentaba.
— Oye... — se sobresaltó y se volteó, al sentir una mano posarse en su hombro derecho, disparando todos sus sentidos para que estuvieran alerta, cuando vió que se trataba de un grupito de muchacha de no más de quince años. ¿Que demonios hacían despiertas a esa hora de la noche? — ¡¿Tu no eres...?! — el asombro de aquella muchacha, secundadas por las dos que la acompañaban, le hicieron saber que había sido descubierto, a pesar de su vestimenta que lograba que pasara desapercibido.
Y antes ella de que ella pudiera terminar de formular la pregunta o siquiera reaccionar, se veía a sí mismo corriendo por las calles de Seúl, tal cual vándalo que acaba de cometer una fechoría, seguido de las muchachas llamando la atención de algunos transeúntes quienes al oír el nombre del perseguido se les unieron y de pronto tenía una muchedumbre tras él, que de seguro querían algo, una migaja, o todo el pedazo del pastel que una persona como él representaba para ellos. Desgraciados.
Y eran estos momentos que hacían odiarse a sí mismo por querer seguir sus sueños. Porque al conseguirlos debió alejarse y privarse de todos los pequeños placeres que un adolescente de dieciséis años -en ese entonces- quería disfrutar.
Como las salidas a los clubes nocturnos con amigos, tener una pareja a la cual no tenga que esconder de los buitres, paparazzi. Como también la calidez que provenía de su familia. Al menos que tenía hasta que los mismos le cerraron las puertas en cuanto descubrieron que su gran muchacho, en quien ponían toda su confianza para que heredara su gran imperio empresario en un futuro; aquel que para ellos estudiaba con los del club de matemáticas después de clases, pero que en realidad asistía como aprendiz en una de las más grandes compañías del espectáculo de Corea de Sur y para rematarles, era homosexual. Con todo eso descubierto, no dudaron en mandarlo a la calle a su suerte, con tan solo dieciséis años de edad.
Daba gracias a su abuela materna, la única mujer que amo en su vida y la única que estuvo más cerca del peli gris -aún todavía en la actualidad- por haberlo ayudado, resguardado y cuidado del peligro, desde la noche en que llegó a su casa, bañado en llanto, por lo acontecido. Haciendo despertar la furia de la misma, por haber criado a una mujer -la madre de Jimin- tan hueca y con poco instinto materno y haber dejado que se casara con un sangano peor que ella, que solo estaba por la fortuna familiar, el padre de Park.
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✔ Hold me Tight (잡아줘) - JIMSU/YOONMIN ‹‹‹‹ONE SHOT››››
Short Story《 Donde Jimin es un Idol y Yoon Gi el dueño de una cafetería que le ayuda a esconderse...》 © 2017 @ARMY_KAWAII987 Está prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar con la autoriza...