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El sacrificio de mi fiel compañero fue lo último que vi antes de huir a gran velocidad.

El camino estaba poblado por ramajes y pequeños animales nocturnos, los cuales esquivaba apenas antes de estrellarme. El tramo era largo para ser una prueba de velocidad y mi condición no me permitía ir muy rápido, pero no me rendí, no podía rendirme.

Metros detrás de mí los humanos vociferaban y sus malditos perros parecían estar dispuestos a ladrar por toda la eternidad.

Después de correr un gran tramo, dejé de oir a los humanos y a sus bestias; me habían perdido la pista. Alenté un poco mi paso y luego de un tiempo pude visualizar una de las cuevas.

—Pero miren quién llegó —dijo Apolo con burla y aulló— la traviesa Artemisa está de vuelta.

—No hay tiempo para burlas, hermano.Ya empiezo a sentir contracciones.

La expresión de Apolo me lo dijo todo. Regresé a mi forma humana y entré a la Pi.

Cuando entré, busqué a Leto por todas partes pero no pude encontrarle. En mi búsqueda, un rostro familiar apareció ante mí.

—Hola, Atenea.

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⏰ Última actualización: Aug 21, 2023 ⏰

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