Catorce

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No hay nada, absolutamente nada que la haga sentirse viva,

Para bien o para mal.

No hay nada, absolutamente nada que lo haga desear,

Para bien o para mal.

Eso dijeron ellos, hasta que encontraron aquella estrella que alumbraba ese cielo contaminado llamado mundo;

Y eran esos ojos, que al mirarse, hacían que las galaxias chocaran y se creara otro universo.

Y era esa sonrisa, que hacía que tuvieran miedo de no volver a ver una igual, o mejor dicho, miedo de no volverse a sonreir;

Sonrisas tan vulnerables llenas de secretos, hermosas aunque con muchos defectos, y con un brillo que ni el sol daría al cielo. Tan falsas y tan discretas, con exceso de mentiras, decepciones y miserias.

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