La Guardia de la Noche y ambos ejércitos al completo acudieron para despedirlos. Una pequeña comitiva encabezada por el maestre Aemon, lord Evin Mallow y Jon Nieve ejerciendo como lord Comandante los acompañó hasta el túnel que conducía al otro lado del Muro. Tylla relinchaba y pifiaba, nerviosa, y Lyra no lograba controlarla. La yegua nunca hacía aquello y comenzaba a trasmitir su nerviosismo a la propia Lyra y a Harrion, quien también conocía al animal desde hacía años. Lyra y él no dejaban de intercambiar miradas preocupadas.
La Reina en el Norte encabezaba la partida de exploración. Viento Gris caminaba junto a ella, ya tan grande que su cabeza le rozaba las rodillas a pesar de que Tylla era una yegua de tamaño considerable. Tras ella estaba Elithe, quien debía guiarlos al lugar donde había encontrado la bolsa con armas de vidriagón, Harrion y Dacey iban detrás, y Daman cerraba la comitiva llevando de las riendas a otro caballo, que cargaba con todo lo necesario para montar campamento cuando anocheciese.
En aquel lado del Muro, Lyra se sentía en el fin del mundo y violentos temblores la recorrían. Aquel era el lugar de donde Bran y Rickon le habían contado tenebrosas historias plagadas de monstruos y criaturas sobrenaturales y, aunque ya había estado allí con anterioridad, aquella vez se sintió muy diferente. Escuchó un caballo adelantándose y colocándose a su izquierda, pues Viento Gris flanqueaba su derecha
—¿Estás bien? —era la voz de Elithe. Lyra se giró hacia ella, sin mirarla a los ojos, y asintió— Te he visto temblar debajo de toda la ropa que llevas.
—Digamos que sigo sin acostumbrarme al frío —alzó la mirada al tiempo justo de ver las comisuras de los labios de Elithe curvándose en una sonrisa divertida. Una peca decoraba su rostro sobre el labio superior, dándole un aspecto encantador.
No pudo evitar seguir mirándola durante unos segundos. Su piel era tan dorada como la primera vez que la vio, al igual que los brillantes rizos que le adornaban la cabeza recogidos en una coleta; Mance Rayder le había dicho que la llamaban "la Dorada", y que pensaban que había sido bendecida por el Sol, pues nadie entre el Pueblo Libre tenía aquella piel, aquella cabellera o incluso aquellos ojos. Toda Elithe era dorada. Dorada y hermosa.
—¿Por qué me miras así? —la voz de Elithe la devolvió a la realidad. Contuvo el rubor y miró de nuevo hacia delante, no sin antes pasar los ojos por su boca, que seguía curvada en una sonrisa divertida.
—No todos los días se ve a alguien como tú —fue su única respuesta.
Cabalgaron durante horas, en silencio -de vez en cuando se escuchaba discutir y reír a Harrion y Dacey, pero siempre en voz baja-, hasta que la escasa luz que se filtraba entre las nubes densas y grises comenzó a diluirse en la oscuridad.
—Alteza —gritó Daman, el explorador—, será mejor que montemos el campamento antes de que termine de oscurecer.
—Como veáis, Daman.
—Aquí cerca hay una montaña con cuevas profundas y grandes —intervino Elithe, quien seguía cabalgando a su lado y la había descubierto mirándola de reojo en más de una ocasión—. En esta zona no hay muchos animales y estaremos más protegidos. El clan con el que vivía antes de que llegase Mance Rayder solía vivir en esas cuevas.
—Guíanos —respondió el explorador adelantando su montura para quedar a la altura de las dos muchachas.
En apenas unos minutos alcanzaron las cuevas de las que Elithe había hablado. Harrion, Dacey y Daman avanzaron para inspeccionar una de ellas antes de dejar que Lyra entrase. Volvieron poco después para indicar que podían establecer allí un pequeño campamento.
Dejaron a los caballos atados a una roca en un entrante dentro de la propia cueva para que el frío no los siguiese azotando y Daman dedicó unos pocos minutos a encender un pequeño fuego donde calentar la comida que tenían para aquella noche.
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The Lionhearted Deer | Juego de Tronos
FanfictionReyes contra reinas. A la muerte del rey Robert Baratheon, Robb Stark no tarda en autoproclamarse Rey en el Norte, apoyado por la casa Baratheon gracias a su matrimonio con Lyra Baratheon, melliza del rey Joffrey. En las Islas del Hierro, tambi...