Final feliz

«Tú...¡es culpa tuya!»

«Solo quería salvarle la vida»

«Eres igual que tu madre...Nunca pensáis en las consecuencias» dijo entre dientes Regina, mientras los ojos se le llenaban de lágrimas.

Emma permaneció inmóvil, sobre su rostro se encontraba impresa su aflicción: no sabía que la muchacha a la que había salvado y traído al presente era en realidad la mujer de Robin Hood. Todo parecía una maldita broma del destino: la pequeña victoria de Zelena sobre su hermana.

Regina le dedicó a Emma una última mirada cargada de resentimiento, a continuación se dio la vuelta y salió deprisa del restaurante.

«Hey, no te preocupes, no ha sido tu culpa» le puso una mano sobre el hombro Hook.

Emma inspiró y su mirada se dirigió a la familia que a pocos pasos de ella se había apenas reencontrado.

Era una tarde fría en Storybrooke, la ex reina malvada caminaba con paso ágil por la acera que la llevaba a casa. El corazón se le llenó de un sufrimiento indecible, no sabía cómo librarse de él.

«Quizás no ha final feliz para los malvados» pensó abrigándose más con la chaqueta oscura, pero un momento después vio a Belle y a Rumplestilskin delante de la casa de este besándose y parecían realmente felices «Me corrijo...no hay final feliz para la reina malvada» Bajó la mirada sintiendo que de nuevo los ojos le quemaban. No sabía si aquello que sentía por Robin era el amor verdadero y ciertamente ese sentimiento no se podía comparar con lo que había vivido con Daniel, pero una cosa era cierta: su corazón estaba ahora hecho pedazos. «¡No es justo!», se alteró golpeando la puerta de su casa dirigiéndose directamente a la cocina. Cogió con rabia el florero de cristal que había sobre la mesa y lo tiró al suelo haciéndolo añicos «No es nada justo» repitió mientras cálidas lágrimas le regaban el rostro.

«Esto no era necesario» dijo con un hilo de voz Mary Margaret «Deberías haberte asegurado de quién era la muchacha» afirmó con la mirada clavada en su hija.

«Lo sé, ¿pero qué otra cosa podía hacer?» intentó justificarse Emma presa del pánico

«No es el momento de lamentaciones sobre algo ya pasado» interrumpió Charming «Y además, Emma no podía dejar morir a esa pobre» concluyó de forma categórica.

Mary Margaret se acercó un poco más a su marido, entre los brazos aferraba al pequeño Neal.

«David, ¿no entiendes? ¡Nos estamos arriesgando a que Regina vuelva como antes!» lo reprendió mientras sus ojos manifestaban miedo.

El silencio invadió la estancia. La posibilidad de que Regina pudiese perder el control, abandonándose de nuevo a la magia oscura, era algo que nadie quería tomar en consideración.

Después de la fiesta en Granny's, Mary Margaret, David, Emma, Henry y Hook se encontraron en casa de los Charming hablando del grave problema que se había creado a causa de la decisión de Emma de traer al presente a una muchacha que hubiera sido ajusticiada por la Regina malvada del Bosque Encantado. Ni a Emma ni a Hook se les había pasado por la cabeza estar cometiendo un error: tenían la posibilidad de salvar una vida, eso era lo importante, así que valía la pena tentar a la suerte.

Sin embargo, ninguno estaba tranquilo desde que Regina se había marchado del restaurante por su propio pie, después de haber visto cómo su "final feliz" le era arrebatado otra vez bajo sus narices.

«¿Cómo lo soluciono?» se preguntó Emma en voz alta dejándose caer sobre el sofá del salón.

Hook se le acercó para intentar consolarla.