La luz naranja de la chimenea iluminaba el espacio donde esperaba la muerte. Bebía del whisky que parecía ambrosía en su boca, extrañamente delicioso como hace tiempo no lo era. Hoy todo era dulce, la muerte debería ser así. No le interesaba nada perdía la mente y la mirada en el fuego que abrasaba los maderos hasta consumirlos. Sonrío. Con fuego empieza y con fuego termina.
Cuando llegó al mundo un gran incendio habia devastado el mercado más importante de la ciudad, nacio entre gritos desesperados pidiendo ayuda, entre tizne y humo, entre llantos y brasas. El fuego ciertamente ha sido relevante en la historia del hombre, entre cada uno de nosotros. El fuego es amigo y en cada anecdóta resulta importante. El fuego tambien arrancó cosas importantes, mejor dicho, personas importantes ojalá los recuerdos se consumieran como los maderos.
Estaba lloviendo cuando atravesaba el bosque buscando a ese joven del que preferiría no acordarse, el barro se pegaba a sus pies, sus cabellos a su cara y el viento helado a sus huesos. Giró hacía atras en el momento que un rayo iluminaba los bordes de las torres del castillo. Toman su brazo internandole en lo más profundo del bosque encontrando entre los humedos peñascos una cueva ilmunada por tres hogueras. Los hombres al interior, armados le miran azorados. Quién le guía del brazo los tranquiliza con un gesto. Huele a cabra asada, a licor y a sudor. — ¿Ya es hora?— preguntan con el brillo en los ojos de las fieras.
—Aún no.— Responde el joven que le llevó al sitio.— Paciencia, que el triunfo será para nosotros. ¿Ha de ser hasta que la tercera antorcha sea encendida?— pregunta viendole de frente, le falta el aliento siempre que le mira a los ojos, asiente y traga saliva con dificultad. —No hay de que preocuparse, solo caeran los pilares pues al caer estos se rinde lo demás.
Falta leña en la chimenea, se levanta y tira cinco maderos al interior. Esto se amarga de a poco. Así es cuando mueres ¿No? la vida pasa frente a sus ojos. Es raro morir dos veces y ver ambas lineas de vida. Supone que esto es porqué esta es la definitiva. Se hunde de nuevo en el sillón elevando las piernas, cierra los ojos y se deja llevar por los recuerdos, por "la vida ante sus ojos."
Se ha decidido pues, a llevar a cabo diligentemente su voto de muerte.
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Primogénita
VampireNací con el don de la vida, por lo que simplemente agradecia a diario. ¿En que punto pues, deteste el simple hecho de tenerla?