Desde tu decadencia:
Tú vas a ser un infeliz toda la vida. La soledad será la compañera inseparable a quien intentarás engañar con velos de otros cuerpos. Te creerás nostálgico de sueños y deseos, mientras te piensas vital en tu decadencia. El tiempo te marcará la piel, te ensombrecerá la mirada y te apagará los humos, si no lo ha hecho ya, como se extingue la llama de la vela que soplas en cada cumpleaños. ¡Qué erradas tus acciones durante estos años! Tú, porque el respeto no me alcanza para decirte ud., mediocre de sentimientos, repartes desazones a todos aquellos que se atrevan a sentir algo por ti.
Me atrevo a juzgarte con un derecho que no poseo, perdón, que sí poseo, pues me lo he ganado a lágrimas...
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Cartas desde el hambre...
Randomven con tu nuca de infiel, con tu pedrada. Júrame que no estoy muerta. Te prometo, amor mío, la manzana.