Juegos de identidad

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– ¿Dónde diablos estoy?

Era un cuarto muy oscuro, apenas podía vislumbrar la mesa que estaba en frente de mí y a la persona que se encontraba sentada al otro extremo de esta. Era una mujer, la oscuridad no dejaba ver más que muy pocas facciones de su rostro y cuerpo, pero su voz fue la que la delató.

–No tiene ni idea ¿verdad? –Respondió la misteriosa mujer en un tono burlesco – Soy tu, solo que sin utilizar la expresión diablos, ya muy anticuada, sustituyéndola por la expresión mierda. Hablando de eso... ¿sabes dónde mierda estoy?

Esa sensación de que ya viviste eso antes se presentó. Esa sensación de déjà vuh.

– ¿Me estás haciendo una broma de mal gusto acaso? – Pregunte.

–Si te refieres a una broma pesada la respuesta sería no, si te refieres a una propuesta de mal gusto la respuesta sería sí ¿A qué te refieres?

–Definitivamente esto es una broma pesada. Me largo de aquí.

–Inténtalo. – Dijo y hecho una carcajada que resonó, chocó contra las paredes y hacía que pareciera que reía el mismísimo demonio.

Me levante y choqué contra una pared, por lo visto el cuarto era muy pequeño. Guiándome a tentadas con el muro liso entre la oscuridad, poco a poco fui avanzando hasta que sentí el pomo de una puerta el cual gire, hizo un pequeño clack e hizo que la puerta a la cual pertenecía el pomo abriera.

–Piénselo dos veces antes de hacer sus estúpidas bromas sin sentido. – Dije mientras salía del cuarto.

                                                                                             .

Entré en una habitación igual a la anterior en todos los sentidos. Oscura, con una mesa en el centro y dos sillas una frente a la otra, unas de estas siendo ocupada por una persona con las mismas pocas facciones que dejaba revelar la mujer de la contigua habitación.

–No tiene ni idea ¿verdad? – dijo con la misma voz de la mujer en la otra habitación. – Soy tu solo que sin utilizar la expresión diablos, ya muy anticuada, sustituyéndola por la expresión mierda. Hablando de eso... ¿sabes dónde mierda estoy?

–Es una maldita broma ¿no? – Dije desesperado por la situación en la que me encontraba. – Es una especie de experimento social o de esas tontas bromas que salen en la televisión ¿no?

– ¿Cree que se trate de eso?

–Estoy seguro de que se trata de eso. – Podía sentir el sudor en las palmas de mis manos – Hay una cámara escondida por aquí. Por eso esta tan oscuro. Y está grabando todo esto ¿no?

–No señor no se trata de...

–Sí, algunas veces veo este tipo de programas. – Dije interrumpiendo la oración de la mujer. – Algo va a saltar detrás de mí y me va a dar un susto de muerte ¿no?

–Señor, lo veo muy alterado ¿No le gustaría sentarse y...?

–Y todo va a quedar grabado. – Dije interrumpiendo de nuevo a la mujer. – ¿Cómo se llama el programa?

– ¡Siéntese de una maldita vez, carajo! – Gritó la mujer, provocando un eco que parecía recién salido del infierno.

Me senté rápidamente. Si todo esto quedaba grabado causaría mucha risa a los espectadores.

–Lamento mi vocabulario señor. – Se disculpó la mujer. – No suelo hablar así al menos que me estrese.

Solo asentí con la cabeza.

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