Beso 1

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Era tarde y seguía preguntándose qué hacía en aquella fiesta. Bebió otro poco de su martini que había pedido veinte minutos antes. La música, las personas, el ambiente, realmente se estaba preocupando si en verdad había sido buena idea haberle hecho caso a Jackson de asistir.

SeokJin trabajaba en una empresa en el área de publicidad, era uno de los cuatro —junto con Jackson— de la mesa directiva de esa área que tomaba las decisiones y hacían los planes pertinentes para llevar a cabo los proyectos que su CEO les pedía. SeokJin y Jackson eran bien conocidos dentro de la compañía, no tanto por su trabajo sino por ser los más guapos de ahí. Algunos les envidiaban otros les amaban, pero a ellos parecía importarle poco eso; amaban lo que hacían y se centraban en ello, punto.

SeokJin ya tenía veintiseis años y pocas veces había asistido a las fiestas que la empresa costeaba para su área cuando un proyecto grande salía más que perfecto. Dentro de sus cuatro años estando allí, no había asistido a ninguna, hasta ese día. Jackson le había estado suplicando por una semana, siguiéndole por todos lados, incluyendo el sanitario. Jin era conocido por ser paciente y ser uno de los cuatro en publicidad, de tener mayor control de sus emociones; sin embargo, Jackson siempre desafiaba su cordura y al final, terminó aceptando.

No sabía si arrepentirse, pero lo más seguro es que, aunque lo hiciera, no podría irse de aquel hotel de lujo que había sido rentado; quedaba a cuatro o cinco horas lejos de su hogar. Jin dio otro sorbo a su martini, dejándolo en la mesa donde supuestamente estaría con Jackson, pero el rubio se fue, persiguiendo a una de las tantas modelos que había participado en la sesión de fotos.

A paso torpe, chocando con compañeros ya ebrios y diciendo incoherencias, salió hacia donde estaba la piscina, topándose con varios colegas jugando a luchas con chicas encima de sus hombros. Jin los pasó de largo, tratando de no caer porque el piso era algo resbaladizo. Salió hacia un pequeño jardín, ahí se topó con unos cuantos besándose y metiéndose mano gracias al querido alcohol.

A ese punto se llegó a cuestionar si en verdad aguantaría estar tres noches y dos días ahí. Por su cabeza cruzó la idea de cómo estaría su querido cachorro, no tenía ni seis meses con él y ya lo había encargado en un hotel para perros. Aún no tenía nombre su mascota y seguía indeciso de cómo ponerle, se debatía entre: Jjanggu o Mario. Ah porque Jin amaba a Mario Bros, su habitación tenía varias figuritas, relojes y hasta un pijama de ese personaje; todo un fanático.

Jin divisó una banca que se encontraba frente a un antepecho que daba vista al mar. El sonido de las olas, el olor salado que el viento traía consigo, el calor que sentía... En verdad estaba disfrutando de aquel momento. Y fue ahí cuando comenzó a reflexionar mirando el cielo despejado. La mayoría de sus compañeros de trabajo ya tenían pareja, Jackson no contaba porque él era un Don Juan de primera. Había asistido a la boda de varios amigos, incluyendo la de Jimin con YoonGi. Jin había pensado que el menor iba a casarse con el lindo y amoroso HoSeok, pero de alguna u otra manera terminó con el amargado de la vida de YoonGi. Jin seguía cuestionándose de porqué lo había elegido a él.

Dejando eso de lado, él hasta ese momento no había tenido pareja; tuvo una novia en preparatoria, pero ella le engañó y ahí dio por terminada aquella relación. Desde entonces, no había salido con nadie. En la universidad había tenido bastantes pretendientes, tanto hombres como mujeres, todos quisieron robarse su corazón y atención, pero ninguno lo logró. Cuando entró a trabajar, Jackson incluso quiso enredarse con él, alegando «He estado en abstinencia demasiado tiempo, merezco algo de calidad», y con ello un puño en la mejilla se ganó aquel rubio tan desvergonzado. Al poco tiempoo, el rubio aceptó que el castaño nunca estaría con él y lo dejó por la paz, convirtiéndose en uno de sus amigos a quienes le contaba todos su enredos con casadas, novios y hasta con la hija de su antiguo jefe en su primer trabajo. Tantas anécdotas, todas terminando con un «Pudo haber sido mejor, pero no puedo quejarme». Palabras tan dichas a la ligera y que provocaba en Jin un cuestionamiento de porqué decía aquello Jackson.

Besos con sabor a mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora