Después de permanecer un par de horas tumbada en la cama rememorando una y otra vez el beso, se acordó de que una tal Marion vendría a por ella no sabía cuándo y tenía que organizar antes su habitación.
Abrió primero las maletas más grandes y empezó a colocar la ropa en el enorme armario que había. Cuando terminó de colocar la ropa, abrió la maleta más pequeña, ahí llevaba sus cosméticos y sus perfumes. Tenía un montón de perfumes. Sofía decía siempre que eran los perfumes los que la elegían a ella y nunca tenía problemas para elegir perfume un día determinado. Sofía pasaba la mano por encima de los perfumes con los ojos cerrados y notaba que alguno quería ser usado ese día.
Cuando por fin terminó de colocarlo todo, se sentó en uno de los sillones de la habitación. En ese instante, llamaron a la puerta.
- No podría haber venido más tarde... - dijo para sí Sofía.
Miró por la mirilla y vio que era una mujer y no llevaba ningún tipo de uniforme. Sería Marion.
Sofía abrió la puerta y la mujer se quedó mirando al frente y luego bajó la mirada hasta Sofía.
- Mon Dieu! Eres muy baja - dijo la mujer con un acento francés muy marcado.
Sofía no era alta, pero no había pensado nunca que era demasiado baja.
Desde luego al lado de aquella mujer resultaba enana. Era altísima y además llevaba tacones. Tenía el pelo rubio recogido en un moño sencillo y llevaba una camisa, una falda entubada y unos tacones de aguja.
- Soy Marion - dijo la mujer.
- Ya lo sabía - pensó Sofía.
- Supongo que ya le habrán explicado quién soy y a lo que vengo.
- Sí, señora - dijo Sofía.
- Pues pongámonos en marcha.
Después de un buen rato caminando, llegaron a una calle que descolocó a Sofía, no tenía nada que ver con el resto de la ciudad, era una calle cosmopolita, llena de tiendas con las mejores marcas.
- No son tontos en este mundo - pensó Sofía - no son humanos pero les gustan las marcas de los humanos...
Había demasiadas tiendas, a Sofía se le abrieron los ojos como platos, estaba Chanel, Gucci, Versace, Louis Vuitton, Armani, Prada, Elie Saab...
- Son marcas que deberías conocer, así que... ¿a cuál prefieres ir primero? - preguntó Marion.
- ¡ELIE SAAB! - dijo casi gritando - perdón, Elie Saab, sin duda alguna.
Lo de Sofía con Elie Saab era obsesión. Ella no era ninguna obsesionada de la moda, pero veía todos, absolutamente todos los desfiles de este diseñador. Sus vestidos le parecían tan delicados, tan femeninos, tan increíbles...
Cuando entraron en la tienda, Sofía no sabía a dónde ir, se quedó petrificada al ver todos esos vestidos tan bonitos allí. Le encantaban los vestidos largos, aunque ella no había tenido ocasión para comprarse ninguno.
Ella se quedó merodeando entre algunos vestidos que había allí cuando Marion le llamó.
Marion estaba hablando con la dependienta de la tienda y en el momento en el que Sofía se acercó a ellas, la chica sacó de debajo del mostrador un libro enorme.
- Aquí tenéis, pasad dentro y echadle un vistazo, luego me decís - dijo la chica, que se llamaba Louise, como pudo leer Sofía en la plaquita que llevaba la chica en su camiseta.
Sofía iba cargada con el enorme libro, deseando abrirlo. Louise las llevó a una habitación donde había copas con champagne y varios platos con bocaditos.
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Con la salida del Sol - NO CONTINUARÁ
RomanceSofía cree que no encaja en ninguna parte, se siente sola, dicen que es rara y el amor no se le da bien, pero de repente, su vida da un giro inesperado. Sus padres no saben de lo que es capaz su hija, pero tiene algo desconocido para muchos en este...