En aquel ambiente estrecho, con unos poco centímetros para pasar cómodamente, se encontraba una chica; Violeta, con una sábana cubriéndole de pies a cabeza la cual parecía danzar; una gelatina andante. La muchacha procuraba mirar al frente, ¿cuántas veces había pasado por ahí? Millones, pero ¿de noche? Ninguna.
Vamos, Violeta ¡tu puedes! Son nada más que unas cuantas muñecas..., muñecas que hacen un poco de ruido de noche... Pero sólo eso... no se abalanzarán sobre ti, no te comerán, no van a darse un banquete con tu carne, no...
Ella únicamente se dirigía a la cocina, a por un vaso de agua, algo esencial que siempre encontraba en su cuarto si no fuera porque hoy lo había sacado y olvidó de reponerlo. Pasaban segundos, minutos, y seguía estática, como un auténtico flan, sin atreverse a dar un avanzar.
"Violeta... Violeta..." Se escuchó retumbar en las paredes del pasillo. Aquella voz no provenía de ella y dicho hecho le hizo sudar; echaba agua como los mil demonios, incapaz de cruzar o darse la vuelta haciasu acogedora cama donde podía dormir tranquila, no. Tenía miedo de encontrarse a alguien a sus espaldas. Temblaba, no le quedaba valentía. Si no fuera por esas muñecas todo saldría bien, si no fuera que su abuela estuviera tan obsesionadas con ellas y no se tratara de su única herencia. Definitivamente, por la mañana las metería toda en una caja y las llevaría a algún punto de caridad. Aunque aquella idea se desvanece por completo de su mente al recordar la cara tan calmada y feliz de su abuela comprando cada una de esas muñecas y ordenándolas en cada parte de su casa... simplemente no podría hacerlo.
"Violeta... Violeta..."
Esta vez sonó incluso más fuerte, mas vivaz, haciendo que la chica se acurrucara más en aquella sábana que se había vuelto un escudo, sudando todavía más... Su claustrofobia, ¿cómo lo había olvidado? Si no quiere volverse loca por una eternidad, era mejor caminar, pero sus piernas no le respondían. Pensar... todo esto por un maldito vaso de agua. Se escucharon golpes en la puerta, el timbre estaba por estallar si no paraban de tocarlo; sus vecinos miraban una película de terror a todo volumen, la pobre chica iba a reventar.
De pronto, ya no podía ver nada, su vista se nubló completamente, dejándola ajena a todos los ruidos, ¿habrá muerto?
Se despertó de golpe, miró su cama, luego la habitación, la mesita de luz, el vaso con agua reposaba tranquilo en ésta. Agarró su cabeza, ¿fue solo un sueño? ¿Tan real? Se levantó sin percatarse de que tenía marcas de diminutas manos por todo el cuerpo... no hasta que entró al baño y se vio reflejada en el espejo. Su mente empezó a dar vueltas, el pánico volvió a sí; si esto no terminaba pronto, terminaría por perder el juicio como su tía.
Tras decidir no pensar en ello, poniendo escusas baratas, se dirigió al sótano donde se hizo con una enorme caja, fue hasta el pasillo, tan estrecho que tuvo que forcejar un poco para que cupiera el recipiente parai ntroducir en él una a una de las muñecas con sumo cuidado. Con cada que metía, su alivio crecía.
Al finalizar, llevó la caja a una tienda de antigüedades, el dependiente desde un principio estaba interesado en esas muñecas, por lo cual le dio una gran recompensa.
Poco tiempo después, se mudó lejos, poniendo distancia a sus miedos, cambió su aspecto y así pudo tener una vida normal, feliz; Aquel sueño se estaba desvaneciendo... hasta que tocaron el timbre.
Violeta, ya a sus 35 años, abrió la puerta con una sonrisa pero al otro lado del umbral no había nadie, solo un paquete que decía “Violeta Jones”. Era de tamaño normal, no pensó que contendría adentro, sólo lo tomó, se sentó en la mesa de la cocina con el paquete en mano y se dispuso a sacar lo que había dentro.
* * * * *
RIP
Violeta Jones | 1981-2016 | Causa de la muerte: Infarto
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VIOLETA
Mystery / Thriller¡Hola! Les traigo un pequeño one-shot que ya había hecho hace un par de meses. Aquí les muestra lo que le pasó a una muchacha sólo por querer un bazo de agua...y que abeces...bueno, si quieren saber, les invito a leer.