Lightning

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¿Dónde mierda estas, Valery? ¡Ya empezó la dichosa fiesta y aun no pasas por mí!” Una mueca se formo en mi rostro al leer el 5to o tal vez 6to mensaje que me mandaba mi mejor amiga esa noche. 

¿Por qué me presionaba tanto? Sabía que solo iba porque yo la había convencido de hacerlo. Izzy no era de las típicas chicas fiesteras, como yo. No, ella prefería pasar la noche leyendo el best seller de turno, mientras tomaba chocolate o algo parecido. Me había costado todo convencerla de ir. ¡Pero es que ni ella podía faltar a Lightning

Lightning era una fiesta anual a las afueras de la ciudad, en un bosque cercano. Nadie sabía quién era o eran los dueños de ella. Pero debían ser personas poderosas, ya que para poder hacer algo en el bosque se necesitaba un permiso del gobierno, y no muchas personas lograban ese honor. Y obviamente, era también un honor asistir a ella. Incluso la edad era un requisito de suma importancia. Nadie menos de 17 y mayor de 25 años podía asistir.

Meses antes del evento, a las personas selectas se les enviaba una de las 700 invitaciones existentes, válidas para dos personas. Había que seguir unos pasos para recibirla, no eran difíciles, pero sumamente raros.

¡Y después de cuatro años esperando, por fin lograba completarlos! ¡Y no iba a dejar que Izzy faltara! 

En diez estoy allá.” Fue lo único que respondí. 

Claro.” Incluso por un mensaje podía darme cuenta de sus inexistentes ganas de ir. 

Me mire por última vez cerciorándome de que todo mi outfit y maquillaje estuvieran perfectos, tampoco iba muy arreglada; unos shorts rasgados, una camiseta de The Killers, con una americana negra encima y mis botas militares favoritas. Estaba dispuesta y lista.

Tome mis cosas y partí a la casa de mi insoportable mejor amiga.

La susodicha me esperaba en el pórtico de su casa con una mueca de fastidio en el rostro. Ya me encargaría yo de que gozara la noche. El primer paso sería conseguirle a un chico.

–Cambia esa cara, Isabelle. No te estoy llevando al matadero.  –Bufé.

–Conduce a la maldita fiesta y cállate, por favor. –Murmuró.

–Como desees, mi reina. –Contesté con sarcasmo. 

Allí murió la conversación.

Media hora de conducir después, nos encontrábamos llegando a Lightning. Las luces ya empezaban a notarse y la música empezaba a retumbar en la cabina de “mi” camioneta.

Aparque en uno de los pocos lugares que pude conseguir en el terreno baldío que estaba destinado a ser el estacionamiento. Abrí los ojos de manera exagerada al notar todos los autos últimos modelos estacionados allí. Sonreí al darme cuenta de que había elegido bien cuando decidí coger la Hummer de mi hermano.

Caminamos hacia la entrada de la fiesta donde nos esperaba un tipo de al menos dos metros de altura, imagine que era el guardia y si, si era.

Nos dedico una mirada hostil, mientras extendía su brazo para que le mostráramos la invitación.

La paso por un escáner, para entregárnosla luego. Dejándonos pasar al recinto.

Ambas nos quedamos estáticas al entrar. Todo era demasiado increíble para ser cierto. Los neumáticos tirados en el suelo de manera horizontal estaban por todo el lugar, simulando ser asientos, contenedores de metal con pedazos de madera encima de ellos, sostenían la comida y las bebidas, que iban desde agua, hasta vodka. Otros tenían fuego saliendo de ellos, alumbrando el lugar. Tres autos totalmente destrozados se encontraban en la zona alejada, fogatas alumbraban aun más el recinto. Y dándole un toque verdaderamente original, había una zona llena de varas brillantes gigantes, al estilo Star Wars, en la que las personas bailaban y jugaban con ánimo.

Lightning - h.s. OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora