...
-¨Eres un idiota- bufe molesta
-Vamos nena, no seas tan dura, se que al menos te atraigo un poco -dijo guiñándome un ojo aquel chico que hacia mi vida horrible desde hace unas semanas
-Ni en tus sueños amigo- salí del ascensor muy molesta. En ese momento solo me imaginaba una puerta imaginaria siendo azotada en la cara de su asqueroso ser¨
Se preguntaran como es que acabe en esa frustrante situación. Pues verán. Hace unos meses me mude a Madrid a estudiar la universidad. Todo iba perfecto los primeros meses hasta que este fastidioso chico decidió que seria buena idea joderme la existencia. Desde entonces tengo que compartir edificio con el. Y no solo eso, peor aún. Este bicho vive justo enfrente de mi apartamento. ¿Jodido, no? Aunque aún no les cuento la peor parte. Oh si, hay algo mucho peor que eso. Les apuesto que no querrían estar en mis zapatos.
Pero para que entiendan que tan jodida es mi vida ahora, les contare todo desde el principio. Así que aquí vamos.
...
-Vamos. Date prisa cariño o perderás tu vuelo- la dulce y agitada voz de mi madre me apresuraba mientras corríamos hacia las puertas del aeropuerto.
-Espera...por favor. No tan rápido - decía con dificultad. No entiendo como es que mi madre puede correr mas de prisa que yo, debe de tener alguna droga que la hace parecer mas joven de lo que es.
Después de una gran agonía...para mi. Por fin llegamos a donde se ingresaba a los aviones. Creo que no debo recalcar que mi condición física no era la mejor. No estaba en mala forma, no era rellenita ni nada de eso, solo que era muy vaga como para hacer ejercicio.
-Cariño. tu padre no pudo venir. Ya sabes...cosas de su trabajo- dijo dándome una sonrisa algo...¿decepcionada tal vez? naaah.
Mi padre era dueño de una inmobiliaria. Por lo cual no pasaba mucho tiempo con nosotras. Aunque claro estaba que nos amaba y nosotras a él. Cuando descansaba nos llevaba de paseo a lugares realmente hermosos. Ademas al ser dueño de muchas propiedades me había conseguido un lindo departamento en Madrid. Incluso ya estaba amueblado y todo. Eso era un gran peso quitado de encima de mi, ya que no tendría que preocuparme por pagar renta ni nada parecido. Lo cual me venia perfecto
-No te preocupes mamá. Todo esta bien. Se que a el le hubiese encantado estar aquí - dije dándole una cálida sonrisa- De todas formas le llamare al llegar allá para decirle que todo esta bien. Y obviamente también a ti
-Esta bien cariño- dijo abrazándome- que tengas un buen viaje.
Solo asentí con la cabeza y volví a abrazarla. Después camine con rumbo hacia la señorita que pedía los boletos para ascender al avión, no sin antes girarme a despedir a mi madre con la mano.
-Su boleto por favor señorita - la chica dijo con el tono mas amable que tenia
-Oh, si por supuesto. Aquí tiene - extendí mi mano algo nerviosa para darle mi boleto
-Adelante señorita. Que tenga un buen viaje.
-Muchas gracias. - tome mis maletas y me dirigí con rumbo a el avión.
...
-¿24A?...¿24A?- me decía en voz baja, casi pensándolo. Mientras caminaba por el pasillo buscando con la mirada mi asiento. - Oh...¡24A, al fin te encontré!- Dije a lo que a mi me parecía un volumen bajo. Aunque creo que no fue así, ya que la gente volteo a verme con cara de ¨¿Que demonios le sucede a esta chica?¨ Estaba tan avergonzada que ni siquiera me había percatado de la presencia del chico que estaba sentado, en lo que vi, era el asiento a lado del mio. Si no hasta que note que comenzó a reírse a un volumen bajo.
¨Perfecto. Hago el peor ridículo de mi vida y me toca sentarme junto a un chico que de seguro ya piensa que soy una imbécil. Empezamos bien Margaret , eres toda una genio- pensé para mi misma con cierto tono de sarcasmo y me senté donde me correspondía.
Unos minutos mas tarde el avión por fin despego. 3 largas horas viajando con gente que de seguro se pensaba que era tonta. Estupendo. Esto no podria empezar de mejor manera -aplaudí mi suerte mentalmente. - Este sera una graaaaan viaje.-pense y suspire
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Como me enamore de mi estúpido vecino
Teen FictionElla, Margaret Brooks. Él, Matthew Davenport. Personas completamente distintas una de la otra. ¿Quien diría que el simple hecho de compartir edificio les cambiaría completamente la vida?