Mi mamá por suerte se tomó bien lo de Gustavo y yo, no le conté pormenores, solo a grandes rasgos. Obviamente me dijo que me cuidara y que estaba saliendo con una estrella de rock. Lo que me dicen todos.
Hoy es 24 de diciembre, ya es noche buena y vinimos a la casa de la famia de Gustavo.
Su familia es muy amable, creo que les caí bien, era extraño juntar a nuestras familias pero se sentía bien. Estaba cansada de pasar las fiestas sola con mamá.24 de diciembre, 23:15 p.m.
Estaba en la cocina buscando vasos para poner en la mesa y Gustavo me agarró por la cintura:
–– Gracias por venir.
–– Tu familia es increíble, vos sos así también. – Lo abrace por los hombros.
–– Te amo –– me dio un besó, como amaba a este hombre y a sus labios.
–– Bueno – me separé –– Anda llevando esto, yo ya voy – le di un par se vasos y se fue. A los minutos entró su mamá, Lilian:
–– ¿Cómo estas? –– me preguntó con una paz tan linda y una sonrisa.
–– Todo bien – le devolví la sonrisa.
–– Bien bien, y mas que veo a mi hijo feliz, lúcido. –– me tomó de las manos con cariño maternal –– Gracias, desde que comenzó a salir con vos esta mas tranquilo, lo estabilizas, sos como si equilibrio –– me emocioné al oír sus palabras.
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Las 00hs llegaron volando, el brindis fue emocionante, todos felices. Pasamos una hora charlando en la mesa, luego de eso mi mamá se fue y Gustavo me dijo que tenia un regalo para mi.
Nos fuimos a su departamento, entramos y nos dirigimos a su habitación, sobre la cama había un ramo de rosas, eran 17 rosas rojas.–– ¿Son para mi? – le pregunté sorprendida.
–– No boba, son para Zeta –– Bromeó y me tenté.
Me acerque a ellas, eran hermosas... Me dirigí a la cocina para dejarlas en agua.
Gustavo me volvió a sorprender por la espalda, me dio vuelta, me sentó sobre la mesada de la cocina y me besó, un beso desesperado, podría decir necesitado. Mi corazón latía aceleradamente, y nuestros labios iban al compás del mismo.
Rodeé su cintura con mis piernas y nos dirigimos a su cama, sin parar de besarnos.
Me recostó suavemente en la cama, se puso sobre mi de la misma manera y empezó a depositar besos en mi cuello. Sabía lo que venia.–– Gus – hable y se me escapó un pequeño gemido, me maldije por eso.
–– ¿Queres que siga o paramos acá? No pasa nada hermosa – Dijo al ver mi expresión. Estaba ahí y no dude.
–– Quiero que seas el primero – lo atraje hacia mi y lo besé.
Esa noche me sentí amada, puedo decir que ninguna parte de mi cuerpo se quedo sin un beso de su parte. Fue la mejor noche de mi vida.
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Verano, 1986.
Hoy Soda toca en un festival en La Falda, Córdoba, los chicos están felices y se lo merecen. Con Nada personal tomaron fuerza en el interior del país y la lista de gira para el próximo disco era cada vez mas larga.
La estaban rompiendo en el escenario, la conectividad que había entre los tres era única.
Al final Charly García subió al escenario para tocar los teclados en "Porque no puedo ser del Jet-set?".
La emoción floreció mas, en la mirada de los tres había emoción, esto era la coronación de la noche.
En medio de la canción Gustavo ve miró con esos ojos celestes profundos, una mirada que decía mas de mil palabras, lo amaba pero un presentimiento o una sensación extraña me desconcertó. Sentí que sería una de las últimas veces que nos miraríamos así.
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- En camino - #Terminada
ФанфикAño 1985. Vera Coleman, 17 años, estudiante y amante de la música. Un poco tímida y alocada para las personas que la conocen. Soda Stereo, Buenos Aires, Argentina. Una banda que poco a poco se hace conocida, entrando en su momento de esplendor. Ambo...