...
-¿Contenta por el viaje? - me dijo el chico sentado a mi lado sacándome de mis pensamientos.
-Emm...si...creo...yo... - dije en tono nervioso. Pero más que nervioso, avergonzado. Pues sabia porque hacia la pregunta- s-si. Un poco. - Si alguien tomara una fotografía en este instante juro que tendría una cara más roja que el traje de Spiderman.
-¿Un poco? No parecía así hace un momento -rio. En este momento creo que sería una buena opción saltar del avión. El chico se calló al ver que me puse tensa. -Eh...es decir, no lo tomes a mal. -movió sus manos frente a el- Solo que me pareció bastante gracioso - en este punto definitivamente lo mejor sería saltar del avión.
-Pues para mí no lo fue ¿Sabes? - dije moviendo mis dedos. Haciendo notar mi nerviosismo.
-Pues debería de haberlo sido. De verdad. - hizo una pausa incomoda al ver que no respondía - Eh, pero...como sea. Me llamo Ryan...Ryan Browne -hizo una pausa en esto último y luego me extendió la mano en señal de saludo.-
-Yo me llamo Margaret....Margaret Brooks - esto último lo dije tratando de imitar el tono con el que él se había presentado y luego extendí mi mano para corresponderle el saludo. Él solo rio
-Pues mucho gusto, señorita Margaret - este chico ya me caía bien. Era bastante amable
-Lo mismo digo joven Ryan- después de este no tan común encuentro nos pusimos a platicar. Parecíamos personas que se conocían de toda la vida. Me sentía bastante a gusto hablando con él. A decir verdad el chico era bastante carismático. Y si, ¿Por qué he de negarlo? También era bastante guapo. Lo cual era muy raro. Ya que mi suerte de toparme con chicos así era de menos 100. En fin, Ryan me conto que su padre es dueño de una empresa que vende automóviles. Que su madre desgraciadamente padecía de una enfermedad incurable y que los doctores no pudieron hacer mucho por salvarle la vida, por lo que murió hace apenas un año. Después de ese acontecimiento su padre quería que el fuera su mano de derecha en el negocio familiar. Pero sus planes del futuro no consistían exactamente en terminar vendiendo automóviles, pues él quería ser un gran diseñador y realizar campañas publicitarias por todo el mundo. Yo de igual modo le conté muchos aspectos de mi vida. Que viajaba por asuntos de la universidad y bueno. ¿Para qué aburrirlos? Ustedes ya saben el resto
-Y-yo, pues...vaya. No sé que decir. Lamento mucho lo de tu madre - me encogí de hombros. Realmente no sabía que decir. Nunca he sido buena con este tipo de situaciones. El solo se quedó en silencio.
No quería crear un momento de incomodidad, ni mucho menos. Asi que cambie el tema con rapidez aunque siendo algo cautelosa para no hacerlo sentir mal.
-Así que ¿diseñador, eh? - dije dándole un pequeño golpe en el hombro
-Si -cambio su semblante a uno de alegría- de hecho mi viaje lo hago porque voy a estudiar en Madrid. En la Universidad Swigmore - Oh...por...dios. ¿Podría ser cierto? El mundo es tan pequeño.
-No te lo creo. ¿De verdad? Oh por dios - dije sorprendida a la vez que entusiasmada. Creo que de nuevo lo dije casi gritando porque la gente me miraba con cara de ¨Esta chica si que esta grave¨. - Yo también voy a estudiar ahí. Incluso voy a estudiar lo mismo que tú.
- No es posible. Que pequeño es el mundo. - me dijo sorprendido. Parecía que la idea le agradaba bastante.
Parece que tenía más en común con este chico de lo que pensaba. Creo que aun con esos incidentes este vuelo no resulto tan malo después de todo. Había conseguido un amigo y compañero de universidad al mismo tiempo. Creo que ahora si el mundo estaba de mi lado.
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Como me enamore de mi estúpido vecino
Novela JuvenilElla, Margaret Brooks. Él, Matthew Davenport. Personas completamente distintas una de la otra. ¿Quien diría que el simple hecho de compartir edificio les cambiaría completamente la vida?