La paciente Meredith Tate está internada en el hospital.
Habitación 11.
Caso: Desconocido
Síntomas: Al querer suicidarse falla y otra persona muere.
Atendida por: Doctor WilsonHoy empezaremos con el tratamiento.
Sólo le haré unas preguntas a la paciente y la haré descansar.
Todavía no estoy seguro de esto.Entro al pasillo de las habitaciones.
Se encuentra en puro y total silencio.
Hoy los pacientes están tranquilos.–Buenos días, señorita Tate. – la saludo.
Ella se encuentra en su cama, sentada con una tierna sonrisa mirando... a la pared.
–¿Señorita Tate? –
Ella sigue mirando a la pared con esa tierna sonrisa y esa tierna mirada.
Me acerco y toco levemente su hombro haciendo que ella se sobresalte.
Me mira con ojos sorprendidos y confundidos, luego voltea a la pared y sus ojos me voltean a ver de nuevo con odio.
–Disculpe, ¿la interrumpo? –
Me mira con esos ojos que me intimidan.
Retrocedo un paso.
–Creo que volveré en otra ocasión.
Me dirijo a la puerta pero ella habla:
–No. Lo siento.
Volteo y me acerco con cuidado y una sonrisa amable en mi cara.
–Muy bien. – me siento a su lado. –¿Podría preguntar que mirabas? –
Ella baja la mirada y frunce el ceño.
–Todavía no confío en usted. –
–Bueno, puedes hacerlo. Yo estoy aquí para ayudarte. –
–Quiero confiar en usted. –
–¿Qué te lo impide? –
–Mi conciencia. –
–¿Tu conciencia? –
–Esas voces en mi cabeza. Son la conciencia, ¿no?–
–¿Esas voces que te dicen? –
Se quedó un momento en silencio.
–Todo. –
Me acomodo en mi asiento y miro la pared.
Creo que esas voces no son su conciencia.
–Incluso, una voz toma el control. –
–¿Toma el...? –
–Y a veces no me gusta lo que hace, pero es mi conciencia y la conciencia es buena. –
–Okey. Bueno, pues, Meredith, volveré en otro momento. Gracias. –
Me levanté y sin esperar una respuesta, salí de ahí.
Me pegué a la puerta abriendo un poco la compuerta de la comida para oír.
Ella estaba hablando consigo misma.
–¿Por qué dijiste eso? –
–Porque él es un...amigo. –
–¿Él es un amigo? ¡Él te va a impedir morir! –
–Pero yo no quiero morir. –
–Sí quieres. –
Me separé de la puerta y caminé a mi oficina.
Lo que temía.
Trastorno de personalidad múltiple.
TID.