Aquella canción

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Zayn, Niall y Harry estaban siendo encantadores, y Liam ya me había demostrado que lo era. Los cuatro estábamos sentados en la barra de la discoteca hablando, bueno, lo que la música nos permitía escuchar.

Una chica interrumpió nuestra conversación, tirandole los tejos a Zayn que la seguía el royo bastante. Ambos se fueron apartados de nosotros y poco después Zayn volvió con un poco del pintalabios rojo en los labios, el mismo carmín que llevaba la chica de hace un rato.

Algo me hizo interrumpir nuestra conversación. De nuevo ponían en la discoteca aquella canción, me levanté dejando a los chicos con la palabra en la boca, pero no me moví, me quedé quieta escuchando mientras ellos me miraban intentando averiguar que me había conducido a hacer aquello. No era una canción muy de discoteca, no entiendo porque la ponían porque en realidad no era para bailar, si no más bien para escucharla por ejemplo en una reunión de esas de amigos o en el coche mientras conduces. Me llamaba la atención porque sentía que la había escuchado antes, sí, la había escuchado la noche anterior, pero me refería a antes de aquello, era como una melodía que había escuchado en un momento poco importante pero que ahora sentía la necesidad de recordar.

-Rápido, necesito que me digáis el título de esta canción- les dije a los chicos haciendo que se sobresaltaran ligeramente, pero ninguno sabía su nombre.

-¿Tú sabes el título?- le pregunté atropelladamente a la camarera, lo que la llegó por sorpresa, pero negó con la cabeza.

Intentaba entonces memorizar la letra, acordarme por lo menos del ritmo, así luego podría tener una oportunidad de buscarla o cantarla o algo que me sirviera para descubrir por que aquella canción me llamaba tanto.

-¿Por qué es tan importante?- preguntó Harry

-No lo se, pero lo es- dije y todos se encogieron de hombros, más Liam que se tomó la libertad de reírse -¿qué te hace tanta gracia?- pregunté confundida

-Eres una tía rara- dijo a lo que al final todos rieron.

-Oyeee- dije fingiendo indignación, pero no pude evitar reirme.

Tras unas horas decidí volverme a casa, me lo estaba pasando bastante bien con ellos aunque ellos hablaban más que yo por vergüenza, pero eran las dos y media de la mañana y al día siguiente tenía clases. Cuando dije que me iba Liam se volvió a ofrecer para acompañarme a casa y yo me volví a negar, estaba dispuesta a marchar sola, iba bastante bien y sólo había bebido un poco, no acabaría en un banco esta vez, pero no me dejaron y acabaron acompañandome los cuatro. Volvimos en silencio, no me gustaba que me trataran de pequeña, sabía el camino a mi casa y no necesitaba escolta de cuatro, pero por otro lado sólo estaban siendo amables conmigo, y no podía enfadarme con gente que sólo intentaba ser amable. Aún así no me hacía gracia que cuatro personas que no conocía de nada o de poco, ya fueran chicos o chicas, supieran mi dirección.

Me despedí de ellos con dos besos a cada uno, no sin antes repetirle a Niall que no se echara para atrás respecto a su cita con Kim, lo que me prometió y yo le volví a prometer que no diría nada, aún doliendome no hacerlo. Y después me volví a regocijar en el perfume de Zayn, todos olían estupendamente, pero aquel perfume era perfecto.

Desperté a la mañana siguiente de nuevo a las 7:01 exactamente y me levanté perezosamente de la cama, puse música en móvil, desayuné una buena taza de cola cao (no era una costumbre muy inglesa, lo sé, pero a los seis años viajé a España de vacaciones y me enamoré de aquel desayuno y de alguna que otra costumbre española) y me metí en la ducha. Me duché y salí para vestirme, me puse unos legins de rayas a colores y un jersey azul, dejé mi pelo suelto y mojado como de costumbre, cogí mis llaves, mi teléfono y mi mochila con los libros y apuntes y salí por la puerta. Me subí en el coche y conduje durante veinte minutos hasta la universidad, donde aparqué y fui hasta la puerta, encontrandome a Michael apoyado a un lado de ella. Fui corriendo a abrazarlo y él me devolvió el abrazo.

Cambio radicalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora