INTRODUCTORIO

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Soy Caleb, pertenezco a Akross, un mundo idéntico a la tierra. Nosotros somos iguales a los Humanos en casi todo. A excepción del desarrollo, nosotros les ganamos. En Akross lo sabían unos cuantos, pero en la Tierra, nadie sabía que éramos un experimento de desarrollo de una raza superior a nosotros. Que a pesar, de su esfuerzo por mantenerse a flote, ellos hicieron parte de las razas que el Universo alberga como un recuerdo. O eso es lo que creemos.

En mi mundo pertenezco a una de las más altas jerarquías que existen. Por eso poseo este conocimiento, que para ser sincero, no sé si es una maldición o bendición. En mi mundo creen que somos superiores a los humanos, por nuestros avances tecnológicos. Pero es una farsa, aunque sea los humanos, aún no han cometido tantas atrocidades como en las que mi mundo ha participado.

Se nos tiene prohibido, ya sea la persona más importante, viajar a la tierra. Ese error puede costar la vida. Lo peor de esta situación, es que en este último siglo la Tierra se ha vuelto un tabú, pronunciar ese nombre, es como un pecado, tal vez sea, por el hecho de las leyes que ha instaurado mi padre, él es como el representante de la justicia en mi mundo. Pero realmente nadie lo ve así, todos lo ven como una persona muy cruel y desalmada. Que sin importar lo que le cueste el hará cumplir la ley.

Mis grandes ayudantes o amigos, son los responsables de que yo siga a flote entre todo esto, ellos son: Aaron, los hermanos Cedric y Edric. Ellos y yo teníamos en común nuestro origen social, y por ende compartíamos mucha información, que algún día la íbamos a utilizar sin piedad, para liberar a nuestro mundo.

Muy pronto me iba a dar cuenta de la necesidad de probar. 

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