Última noche

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—Tendré que romperte los huesos de las piernas para hacer que te quedes ¿No? — Levi Ackerman se mantuvo recargado sobre la pared mientras sostenía una taza de té, no era un hombre de palabras o facetas en el rostro, pero sí de acciones. Sobre todo con sus allegados.

— Sabes bien que debo estar al frente, que me falte un brazo no es ningún límite —. Replicó Erwin Smith con su apacible voz de siempre, tan seguro de sí mismo, o al menos eso demostraba ante los demás.

Levi dio un suspiro pesado.

"Tan terco como siempre" Pensó.

Sabía bien que ninguna idea, amenaza o cualquier otra cosa, le harían cambiar ante la decisión del mayor, y no lo iba a admitir nunca, pero tenía miedo... miedo a perderlo; pero así como él en antiguas ocasiones, lo único que les quedaba era no lamentarse por las acciones que realizaban.

Ya estaba dictado, la legión completa saldría en la madrugada.

— Deberías descansar al menos un poco —. Erwin enarcó una de las cejas en cuanto vio en su habitación al sargento, en unas horas partirían y lo menos que podían hacer, era dormir y recuperar fuerzas para la batalla que se avecinaba.

— ¡Cállate! — Gruñó el azabache mientras se acercaba con pisadas fuertes hacia el rubio, quien recién se había levantado de su cama.

El comandante se mantuvo en silencio, siguiendo con la mirada cada movimiento del contrario.

— No quiero dejarte ir... lo entiendes ¿verdad? — Levi sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, tenía un mal presentimiento o simplemente su lógica lo llevaba a que un soldado herido sería comida instantánea de titán. — Dime que lo entiendes... — Su voz se entrecortó mientras fruncía el ceño, tomando del cuello de la camisa al más alto.

Erwin sonrió con tranquilidad. Deslizó con suavidad los nudillos por la mejilla del ajeno y ante un golpe en su mano por parte de éste, él lo tomó para robarle un beso de sus labios, que temblaban ante la idea de perder a la persona con la que recién había dado un nuevo paso en su vida.

Las velas se apagaron y en medio de la oscuridad, un íntimo encuentro se consumó.

Cuando ya casi era hora para partir, Levi ayudó al contrario a vestirse con el uniforme de la Legión de Reconocimiento. Levantó la vista hacia éste y abrió la boca, pero ninguna palabra pudo salir, ni siquiera un sonido y agachó la cabeza con resignación. Erwin tomó con cuidado su mentón para mirarlo a los ojos, esos ojos grises que poseía el azabache.

— Nunca agaches la mirada, pase lo que pase, nunca lo hagas —. Aquello parecía más bien una orden y a lo que Levi sólo se limitó a asentir. Sólo Erwin, su Erwin había visto esa faceta suya, porque era quien mejor lo conocía.


"El dolor es la mejor disciplina"

Don't Forget - SnK - EruRiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora