—¡Annie! ¡Annie!— Gritaba Eric, buscándola en la sala privada de entrenamientos que utilizaban— ¡Maldita sea, Annie! ¡No hay tiempo para jugar, niña del demonio!— Gritó muy frustrado, busco en el casillero en el que ella se ocultaba y ese estaba vacío— ¡Mierda!— Pateó el casillero hasta destruir su puerta, no entendía porque sentía tanta ira, estaba asustado seguramente era eso.
Salió afuera y sólo veía a la gente corriendo en varias direcciones, los que estaban armados llevaban a los más pequeños y al personal indispensable al garaje. Pocos eran los que llevaban armas e intentarían retrasar a los Vigilantes, la mayor parte de los chicos sería evacuada según ordenes de White Blood y Katrine. Eso se le hacía muy familiar, sentía cómo si todavía estuviera en su sueño.
—¡Eric! ¡No estés en las nubes, no hay tiempo para eso!— Lo llamó Hansel despertándolo de su aletargamiento.
—Hansel…
—¿Y Annie? ¿La encontraste?— Preguntó Hansel, aunque seguramente ya sabía la respuesta.
—No, la busqué por todas parte, pero no está…— Respondió Eric, pensando en su hermanita.
—Bueno… Alguno de los chicos ya la habrá llevado a un auto, estará bien— Intentó calmarlo el castaño— Debo llevarte hacía el garaje, tu también serás evacuado.
—¡¿Qué?!
—No discutas, son ordenes de Katrine— Dijo comenzando a avanzar.
—¿Y Ángelus?— Preguntó Eric, recordándose de la imagen de la chica alada.
—Está con Henry, seguramente ya los habrán evacuado…
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, ocho chicos. Habían caído del muro muertos o agonizando, el gran portón no resistiría mucho más y algunos Vigilantes ya empezaban a treparlo y a entrar en el campamento. La mayoría encontró la muerte segura con un balazo de parte de los chicos del campamento, pero algunos lograron entrar y la guerra estaba comenzando.
White Blood le disparó a un Vigilante que se le abalanzó, este cayó al piso fue un disparo certero al corazón. Lo miró con despreció e iba a volver a disparar a otro que avanzaba a lo lejos esquivando las balas de sus niños cuando sintió que la inmovilizaron con magia, se sintió perdida por un instante, pero el Vigilante que la tenía asegurada cayó muerto al piso.
—Ten más cuidado, blanquita— Dijo Katrine quién había disparado.
—Ya te advertí muchas veces que no me llames así— Le reclamó la albina haciéndole una mueca de enfado.
—Lo siento, no te escuché…
—Si, claro…— Dijo la peliblanca enojada, pero su expresión se ablandó— Katrine, tu también deberías ir…
—¡¿Cómo!?— Preguntó Katrine enfadada por lo dicho por la peliblanca— ¡Tu me nombraste líder! ¡No los dejaré solos!— Bufó Katrine.
—Por eso mismo, la mayor parte del campamento va a ser evacuada y si no sobrevivimos ellos necesitan una líder que los guié… No pueden perderte— Fue la respuesta seca y frívola de White Blood.
—Entonces ve tú, que yo me quedo— Dijo Katrine disparándole a un Vigilante que iba a saltar del muro.
—Katrine, tu eres la más indicada para hacerlo, tu debes hacerlo…— Dijo White Blood, tragándose su orgullo de una bocanada, pero sabiendo que eso funcionaría.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Annie no entendía que pasaba allá afuera. Estaba encerrada en el armario de la que antes era la habitación de Katrine, quería que Katrine viniera a buscarla, se sentía muy asustada, no podía entender que pasaba y eso la aterraba. Se le venían recuerdos amargos a la mente, había tenido una pesadilla y por eso se fue a refugiar en la habitación de Katrine, pero no la encontró y el sonido de disparos afuera la hicieron ocultarse.
Pesadillas, pesadillas… Eran recuerdos muy ingratos que anulaban completamente su capacidad de discernir cual era la realidad. Recordaba todavía a aquél hombre, tenía miedo de que volviera a por ella, aunque había visto cómo la misma Katrine lo mato con un solo disparo. Otro disparo sonó allá afuera, un grito de dolor se hizo notar tras él, comenzó a llorar y apenas podía respirar, más un disparo y estaba por entrar en pánico. Entonces la puerta de la habitación se abrió lentamente emitiendo un tenue chirrido, la chica se tapó la boca buscando no hacer ningún sonido, mientras una figura silenciosa y ágil inspeccionaba la habitación de Katrine.
La pequeña podía escuchar los latidos de su corazón acelerado y rezaba para que fuera la única que pudiera escucharlo, la figura se aproximaba al armario en dónde estaba oculta. Las puertas del armario se abrieron y está pegó un grito histérico acompañado de su llanto…
—¿Annie, eres tú?— Reconoció la voz de inmediato y al abrir los ojos de encontró con el aporcelanado rostro de Ángelus— ¿Qué haces aquí? No tengas miedo, te llevaré al garaje aquí no es seguro— La chica la miro por un rato sorprendida y se limpió las lágrimas, para luego asentir.
Ambas bajaron el complejo de apartamentos, rápida y silenciosamente. Normalmente Annie se hubiera rehusado a ir con cualquiera que no fuera Katrine, pero Ángelus tenía un aura que parecía darle tranquilidad y por eso decidió confiar en ella. Ambas bajaban las escaleras silenciosamente sin que un viva alma se les presentará, lo que tenía muy aliviada a Ángelus ya que había sido muy difícil entrar a ese edificio, Annie por otra parte no podía quitarle la vista a un osito de peluche que está llevaba en la mano izquierda. La pequeña pelirroja sabía que ya había visto ese osito antes en la mano de una de las niñas del anterior campamento, hasta podía recordar el rostro de está, pero no su nombre.
«¿Qué le habrá pasado?»
—Se llamaba Danielle, yo a veces pienso que me olvidé de su nombre, pero realmente nunca he podido hacerlo— Dijo la mayor de las dos (Aunque ninguna difería demasiado en altura) con una sonrisa amarga— El señor Dormilón era muy importante para ella, según Eric me lo dio para que lo cuidara por eso vine a buscarlo.
La pequeña la miraba cómo tratando de entender porque ella hablaba de esa chica en pasado, pero no preguntó nada. Al llegar finalmente a último piso ellas se encontraron con Henry quien estaba apoyado en la entrada del edificio y a sus dos diagonales yacían dos hombres con el uniforme de los Vigilantes muertos en el piso.
—¿Vámonos?— Preguntó el chico con su tonó serio de siempre.
—Claro…— Respondió Ángelus con una sonrisa amplia, pero antes de irse le tendió ha Annie el señor Dormilón, mientras la chica la miraba confundida— ¿Lo cuidarías por mi?— Annie tomó al oso en sus brazo y lo miró para luego abrazarlo, había extrañado ese acto tan infantil y simple como abrazar a un oso de peluche.
En eso los tres salieron del edificio y de un momento a otro sin previó aviso se escuchó un disparo, la mejilla de Ángelus ahora estaba sangrando, pero está sólo se limitó a mirar con asombró al Vigilante en delante de ella.
—¡En el próximo no fallaré!— Gruñó el chico rubio que había acabado de disparar.
—Annie, vete al garaje— Ordenó la pelinegra.
—¿Eh?
—Por favor, Annie— Pidió la chica con una amplia sonrisa y esta se echó a correr.
El joven intentó dispararle, pero una barrera de protección desintegró la bala. Ángelus protegió a la chica, haciendo que el Vigilante empezará a temblar del miedo.
«Perfecto, no tiene poderes» En eso se aproximó a el con una velocidad tan inhumana que mas parecía una fuerte ventisca y lo pateó en el rostro dejándolo inconsciente. Iba a sonreírle a Henry y decir que se fueran de una vez, pero un fuerte dolor en el brazo derecho la aletargó, cayó al piso gritando por un dolor agudo y casi insoportable. Su brazo estaba sangrando, le habían disparado y el Vigilante que lo hizo sonrió maliciosamente.
—No intentes resistirte, perra, tus trucos no funcionarán conmigo— Intentó dispararle otra vez, pero una barrera de protección se lo impidió y en vez de sentirse angustiado empezó a reír, con un chasquido de sus dedos la barrera que la protegía se esfumó si quiera se rompió— Verás cariño, tengo un “Talento” muy especial… Puedo anular los poderes de cualquier Corrompido temporalmente, al menos lo suficiente para matarlo— Se preparo para dispararle, pero un lobo que tenía una gran cicatriz en el pecho en forma de “X”, este lo agarró del cuello mordiéndolo e impidiendo que le disparará.
Ángelus miraba la escena sin entenderla, el hombre entonces logró recuperar su arma golpeando al lobo con la fuerza suficiente para sacarlo de encima. El lobo gruñía en eterna posición de ataque, volvió su rostro hacía la chica alada e hizo algo que la impresionó.
—¡Vete!— Ángelus reconoció la voz de inmediato, ese era Henry— ¡Vete!— Gruñó casi atacándola, a lo que ella obedeció.
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Alchemist: Angel #CarrotAwards
Teen Fiction«- ¡Pruebame, Ángelus! Preguntate a ti misma "¿Que eres?" Y pruebame que eres la maga más poderosa que existe.» En el año 4056, el mundo terminó casi enteramente desértico gracias a las devastadoras catrastrofes naturales y las guerras nucleares, el...