❈Uno ❈

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Navidad...

Es esa época llena de paz y armonía, donde la felicidad y el amor vuelan por el aire...

 Aunque también se siente el estrés de la gente corriendo por las calles repletas, entrando de tienda en tienda —cada una más colapsada que la anterior—,  todos con el mismo fin de comprar los regalos para su familia y amigos.

Un joven que no superaba los treinta años peleaba con un señor mucho mayor por una espada de juguete que, claramente, era la última.

—Es para mi hijo.— Gruñó el primer sujeto— Me ha estado molestando desde hace meses con la jodida espada.

—¡Y una mierda!— Contestó el mayor que, por cierto, se veía más sofisticado a lo que demostraba en estos momentos.— ¡Yo la vi primero! ¡Y mi nieto también me ha estado jodiendo con el juguetito! 

Mientras tanto, una chica de quince años veía con asombro y terror el precio de la muñeca entre sus manos.

—¡Esta cosa es carísima! ¡A mí jamás me hubieran comprado una cosa tan costosa!— Con migraña, fue a dejar el juguete a la caja. Ésta se encontraba colmado de gente preguntando y peleando por ser atendida.

—¿Me puede envolver este regalo?

—¿Se aceptan tarjetas de crédito?

—¿Tienen los patines de "Soy tierra"?

—¡Lo siento, es hora de mi descanso!— El cajero puso sobre el mostrador un cartón que decía: "Cerrado", y el revuelto no se hizo esperar.

Pero bueno, volvamos a la parte de paz, amor y armonía.

En un departamento en medio de la ciudad de Osaka, se encontraba una pareja armando su menudo árbol de navidad; un peli-celeste estaba sobre una silla poniendo las pelotas moradas y plateadas en lo que faltaba de la parte más alta del árbol, mientras que un pelirrojo se encargaba de ponerle las cintas rojas a la parte baja de éste.

—¿No crees que ya son suficientes pelotas, Nagisa?— Se arrodilló para poder amarrar la última cinta que le quedaba a mano.— Luego no se verán las luces.

—No exageres.— Respondió el otro, absorto en su tarea. O eso fue hasta que su querido novio le lanzó uno de esos adornos a la cabeza— ¿Qué-? ¡Karma!

—¡Jaja! No te enojes.— Soltó entre risas al ver la expresión del más bajo.— Fue una pequeña broma.

—Hmp.— Se bajó de un salto de la silla y tomó el adorno principal entre sus manos.— Como sea, aprovecha que tu cabeza está a punto de chocar con el techo y pon la estrella.

—Que gracioso.— Expresó con ironía, arrebatándole la estrella al mayor.— A ver, a ver. ¡Listo! Quedó muy bien.

—Sí...

Contemplaron unos segundos el árbol artificial en silencio, con una sonrisa plasmada en el rostro. Shiota dio un leve jalón a la manga de su compañero en un intento por llamar su atención.

—Estoy tan feliz. ¡Será nuestra primera navidad juntos!— Sus orbes del mismo color que su cabello se iluminaron con esas palabras.

—Lo sé. No puedo esperar a que llegue navidad.— Karma abrazó por la espalda a Nagisa y apoyó su cabeza en el hombro ajeno.

Luego de tres años de relación, por fin se habían decidido a vivir juntos en un pequeño departamento financiado por ambos a medias; ya llevaban unos cuantos meses así, por lo que estaban acostumbrados a la compañía del otro. También disfrutarían una primera navidad como pareja a solas, pues los años anteriores la pasaron con sus familias reunidas en la casa del pelirrojo.

Santa idiota ||Karmagisa|| (Two-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora