No tenía ningún plan nuevo, más bien, tenía que esperar a tener uno.
Hinata no había regresado la noche anterior a casa y empezaba a desesperarse de verdad, sin tener rastro alguno de su amado estaba muerto en vida.
Pero si de algo se sentía satisfecho era de la declaración del cuarto cuerpo inerte de academia. Agradecía al cielo que Nanami se decidiera a actuar por él, aún un poco decepcionado por la poca eficiencia del bate.
Sentía algo cercano a la pena por la muerte de la última, que poca cosa tenía que ver en todo lo sucedido. Pero era necesario sacrificar a alguien del ganado para obtener una gran ganancia.
Era un plan perfecto. Con muchos sacrificios, pero perfecto al fin y al cabo.
Solo tenía un error fatal, del que tenía que deshacerse lo más pronto posible.
Estaba ahí, en la cocina. Preparando bocadillos para compartir durante aquella tarde soleada.Ni siquiera sabía que eran exactamente, recordaba vagamente cuando se la presentaron, argumentando que era una prima lejana suya.
Y algo en genética tenían... la locura, ¿tal vez?
No se parecían en absolutamente nada, ni los ojos, ni la tez, ni el cabello... Por eso pensaba que era mentira.
— Oye, Nagito... ¿estás bien? — consulto ella —. Lo si-siento, no debo entrometerme en tus cosas privadas.
— No te preocupes, Mikan. Está bien, gracias por tu preocupación.
Sonrió con inestabilidad, sonrojada hasta las puntas de las orejas.
Komaeda desvío la mirada, dirigiéndose directamente a la ventana e ignorando a la joven que hacía unos segundos había cortejado de manera tan indirecta, que solo ella podía sentirlo. Se fue alejando hasta llegar con los trastes en el lavabo.
— No entiendo hasta ahora porque te peleaste con tus padres.
— Yo tampoco, la verdad — dijo con voz entrecortada —. Creo que se cansaron de mis torpezas.
Dejó la llave abierta y el agua helada empezó a correr, enjuagaba los platos con la mayor delicadeza posible, pero a pesar de sus intentos, la porcelana termina rayada de pies a cabeza. Debería empezar a usar la esponja corriente a la metálica.
— No es por ofender — admitió —. Pero deberías aprender a fingir mejor.
Su piel se erizó, dejando un sabor amargo en su boca. Las manos le temblaban y se sacudían con temor.
— ¿Qué?
— Tus caídas son fingidas, todo es un truco para llamar la atención. Hace mucho que lo descubrí.
❣❣❣
Ya le había dejado sola, otra vez. Hace no mucho que se había "mudado" con su primo, pero desde el primer día tuvo una irremediable curiosidad por su habitación.
Desde afuera parecía un cuarto más de toda la morada, pero en las noches se podía escuchar ruidos extraños, como otra persona extra o sonidos mecánicos, y otros incomprensibles.
Ese día iba a saciar sus dudas y para su suerte, no había cerrado con llave. Fingiendo, tomó la escoba con poca elegancia.
— Nagito... voy a limpiar tu habitación.
La bombilla alumbraba poco, si es que no era nada. Parecía más que nada un cuarto oscuro, por todas las fotos que colgaban de hilos bastante delgados, una verdadera jungla de los mismos. Todas pertenecían a un chico castaño, y por su uniforme —que utilizaba en la mayoría de fotografías— pudo deducir con facilidad que pertenecía al curso de reserva.
— ¿Quién es él? — se preguntó mientras tomaba una de las muchas.
No solo eran ese tipo de cosas, también grandes posters de su rostro empapelaban las paredes, antes blancas, ahora de un color más oscuro por el moho. ¿Qué tan intensa podía ser su relación?
También un olor extraño, uno muy potente, tal vez era por toda la comida en plena putrefacción que conservaba por todo el piso, pero era algo diferente... olor a ¿muerte?
El escritorio lleno de lo mismo, y una corbata verdosa que decidió ignorar. Los cajones principales estaban llenas de cosas filosas; agujas, chinches, tijeras, cuchillos... y una pistola. Intentó ocultar el grito que tenía en la garganta cuando encontró eso, ¿qué más cosas geniales podía tener?
Los otros; fotos del curso de reserva, más con todas las caras marcadas con plumones de diferentes colores, excepto por el mismo chico, que sonreía en una esquina. Papeleos de la clase a la que ambos pertenecían y el de reserva.
— Hajime Hinata — leyó. Ese nombre no le sonaba en lo absoluto.
Suspiró de manera amarga y agotada —a pesar de no haber hecho nada— se recostó entre las sábanas destendidas de su primo. Cuando su cabeza chocó con la almohada, sintió algo incómodo en ella. Rebuscó un poco y entre las bolsitas de ketchup, encontró un walky talky.
— Cool — susurro mientras lo encendía.
Un vago: "Mamá, estoy saliendo" y un portazo se escuchó para luego volver al silencio. Aburrida, hundió el rostro en la funda y poco tiempo después quedó dormida.
Gran error, Mikan.
Nagito regresó un par de horas después y la obligó a algo que tal vez hubiera aceptado por voluntad propia.
— Ya lo sabes todo, ahora tienes que apoyarme.
Sin darse cuenta se había unido al juego malvado donde sus amigas eran parte del objetivo. La pelimorada sonreía y no parecía tener algún remordimiento de lo que iba a hacer dentro de poco.
— ¡La familia está para ayudarse! — aseguró.
Y eso acabó con la poca cordura que le quedaba.
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-le lanzan piedras-
Perdón por no actualizar desde hace algún tiempo, lol.
Pero bueno~ ¡Mikan hizo ya su gran debut!
Bagel está de vacaciones, y quiere terminar esta historia antes de llegar al próximo año, así que si me ven actualizando más de una vez por semana, es por eso.
Pero aún falta muchooooooooo ;--;
— Bagel - Sama
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Todo por ti | KomaHina
Fanfic❝ Yo te amo tanto que haría por ti lo que fuera... incluso matar ❞ Komaeda está podrido por dentro. Él ama a Hinata. Las chicas deben andarse con cuidado. No vaya a ser que... al día siguiente aparezcan muertas. { W A R N I N G } ♣ Yaoi / BL / Chico...