Tras unos minutos, llegaron al castillo, un hombre barbudo y alto, cuyo nombre era Albus Dumbledore les estaba esperando para darles la bienvenida, era el director de la escuela de Magia y Hechicería, Hogwarts.
Se adentraron en el castillo, y una profesora, llamada Minerva McGonall, les paró a todos, y con voz potente les comenzó a explicar.
-Buenas alumnos, mi nombre es Minerva McGonall, soy la directora de la casa de Griffindor, una de las cuatro casas a las cuales seréis seleccionados por el gorro seleccionador, las casas son, Hufflepuff, Ravenclaw, Griffindor y Slytherin. En estos instantes, os llevaremos a todos al gran comedor, en el cual seréis seleccionados, y luego, haremos todos juntos el gran banquete en sus respectivas mesas. -Habló fuertemente McGonall.
Todos los alumnos dijeron que si al unísono y con paso firme, se dirigieron al gran comedor.
Maggie, estaba todo el rato al lado de Draco, al igual que el. Hablaban de travesuras o de la casa que querían que les tocase, Slytherin. La selección dio comienzo. McGonall iba llamando a los estudiantes uno a uno para que, en frente de todos, el sombrero gritara el nombre de la casa a la que irían.
-¡Greanger Hermione!
Hermione, la niña sabelotodo del curso, corrió hacia el sombrero, y el sombrero, habló.
-Veo ganas de trabajar...Ganas de estudiar... Ganas de adentrarse en este maravilloso mundo mágico...¡Griffindor! -Gritó el sombrero.
Y así, uno por uno fueron pasando los alumnos.
-¡Malfoy Draco! -Gritó McGonall.
-Suerte. -La rubia, miraba con los ojos abiertos a todo lo que le rodeaba.
-¡Slytherin! -El sombrero casi no le rozó la cabeza al muchacho rubio, y el, orgulloso, observó a su amiga, y sonriendo levantó el pulgar arriba.
-¡Robinson Maggie!
A la joven, le temblaban las rodillas y le sudaban las manos. Pero levantándose firmemente, se acercó con brío al sombrero. Se lo colocó el la cabeza.
-Veo mucho potencial aquí... No hay duda, tu mereces ir a... ¡Slytherin!
El pequeño Malfoy, llevaba una agradable sonrisa y unos fuertes aplausos, como todos los de su casa. La rubia, mas feliz que nunca, alzó los brazos en alto y fue corriendo a su mesa. Luego, orgullosa y con la cabeza alta, al igual que su amigo, se dirigieron a la mesa de Slytherin.
Las mesas estaban vacías, sin ningún tipo de alimento ni refrigerio. Los muchachos, se extrañaban, no sabían lo que estaba pasando o lo que iba a pasar. Entonces, de repente, el profesor Dumbledore, con la cabeza alta y la varita alzada, pronunció unas palabras, y todas las mesas se llenaron de delicias.
Draco, miró alegre y sorprendido a Maggie, al igual que ella le miraba a él. El muchacho, recuperó su educación y con una sonrisa, cogió una pata del pavo que había en la mesa. La rubia hizo lo mismo, y mas tarde, se sirvió un zumo de calabaza, típico de allí al parecer, pues todas las mesas tenían cuencos con cazos para echarse en el vacío vaso de cristal.
-Draco...- Habló Maggie tocándole el hombro. -Mira allí.
-¿Qué? -El pequeño Malfoy se dio la vuelta en la silla y observó una figura negra. -¿Qué es...eso? -Dijo nervioso.
-Ni idea, no puede ser algo malo, acabamos de llegar, todo el mundo está entretenido. -Supuso la joven bruja con mirada expectante hacia la pared, la sombra se movía con aspecto distraído, algo de lo que nadie se dio cuenta.
Sin avisar, esa figura pasó de oscura a transparente, y de transparente a una especie de material extraño, el cual se podía ver con facilidad. La cosa empezó a volar hacia la mesa de Griffindor, esa cosa llevaba la cabeza volcada, casi decapitado, era un hombre...Un hombre fantasma.
-¡Buh! -Gritó un hombre flotante, como el otro pero de rostro, aspecto y cuerpo distinto, totalmente distinto al otro. -¿Te he asustado? -Preguntó con una mueca que aparentaba ser un intento de sonrisa, se refería a Malfoy.
-No, me has sobresaltado, eso es todo. -El joven mago fingió no haberse asustado y siguió comiendo mirando de reojo hacia atrás con asco, donde estaba el fantasma de su casa.
Todo el comedor estaba con cuatro fantasmas rondando por él. Seguramente sería uno de cada casa, cosa que nadie entendía, todos se preguntaban para que había fantasmas en cada casa, algunos no le veían utilidad, y a otros les parecía fascinante ver fantasmas por primera vez.
Aquel fantasma, el de su respectiva casa, era el Barón Sanguinario, o por lo menos, así le llamaban. El de la casa de Griffindor, se llamaba Nick Casi Decapitado, la de Ravenclaw se llamaba La Dama Gris, una hermosa fantasma y por último, el fantasma de Hufflepuff, al cual le llamaban El Fraile Gordo.
Al acabar la comida, Severus Snape, el director de la casa de Slytherin, les llevó a todos los principiantes de primer curso a sus dormitorios, ese era el momento en el que el rubio Malfoy, y la joven Robinson se separaran.
-Adiós Draco. -Maggie hizo un gesto con la mano, el cual significaba despedida.
-Adiós. -El rubio, con una leve sonrisa, se dio la vuelta y se dirigió hacia la habitación de los chicos.
Al entrar a las habitaciones, todas pudieron observar el tipo de camas que había, eran camas grandes con una mesilla al lado de cada cama, con un velo que tapaba toda la cama para tener intimidad a la hora de dormir de color verde. La habitación no era muy luminosa, pero tampoco pasarían tanto tiempo allí durante los días de su estancia en Hogwarts.
Cada una, se puso su pijama, el que sea que llevaran en los baúles, los cuales se guardaban debajo de la cama. Maggie, dormía al lado de Pansy Parkinson, una chica de cabellos oscuros, cabeza redonda, ojos verdes y tez blanca. Y al otro lado, tenía la pared, pues ella estaba en la primera cama que se veía de frente al entrar en la habitación.
La muchacha rubia, no podía dormir, estaba demasiado ocupada pensando en sus cosas, que no le entraba el sueño. Cerró fuertemente las cortinas de su cama para tener mas privacidad, y con la varita, susurró un suave Lumos , y de la punta de la varita, salió una pequeña luz potente, que alumbraba lo suficiente como para leer libros.
En la habitación de los chicos, Draco estaba al lado de Gregory Goyle y a su derecha estaba Vincent Crabbe, dos matones un tanto despistados y rechonchos. El joven Malfoy, tampoco podía dormir, y él, lo primero que hizo, fue ¡Lumos! Aprovechando que toda la habitación estaba consumida por un barullo. Una luz algo mas potente salió de su varita, haciendo que se iluminase toda su cama. A él, también se le ocurrió leer, se puso a leer La Historia De Hogwarts, un libro que le recomendó Maggie en el tren.
Ya eran la una de la mañana pasadas, el joven muchacho y la rubia seguían leyendo con sus varitas de linterna. Se aburrían el uno sin el otro, pues ellos, tenían mucho en común y no paraban de hablar de lo que les gustaba a los dos. A la rubia se le estaban empezando a rondar varias ideas en su cabeza, salir de la habitación e ir a buscar a Draco, practicar hechizos afuera en los pasillos, ir a la sala común... muchas alocadas ideas.
A el pequeño brujo, se le empezaban a rondar por la cabeza ideas parecidas, pero la que actuó, fue Maggie, salió de su habitación bajando el brillo del Lumos para poder ver y que no sospechasen.
El rubio, observó como la puerta de su habitación se abría a través de un pequeño hueco que había dejado por si iba alguien. Rápidamente, apagó el Lumos que tenía encendido y se recostó en la cama haciéndose el dormido.
-¿Draco? -Susurró una voz que a Malfoy le sonaba familiar. -¿Estas despierto?
El joven Malfoy, corrió la cortina de su cama, y levantándose despacio para no despertar a nadie, le habló a su amiga.
-Ma...¿Maggie? ¿Qué se supone que haces aquí? -Preguntó.
-Me aburría... Y no sabía lo que hacer, no puedo dormir, y había pensado en que podríamos dar una vuelta por el castillo, como una aventura de esas que sale en el libro Brujos Infiltrados, ¿Qué te parece? -Sugirió ella sonriente.
-Vale, pero habrá que volver antes de las cinco, o si no nos meteremos en un lío, pues Snape nos ha avisado de que él entra para comprobar si estamos sobre las cinco de la madrugada. -Dijo saliendo de la habitación.
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NADIE VIO LO QUE YO VEÍA
FanfictionDraco eleva suavemente la cabeza de Maggie. -Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. ¿Sabes lo que acabas de hacer?- reprochó Draco en un falso tono de enfado. -Yo... ¡Si te lo decía no me ibas a dejar venir aquí!- se excusó Maggie. -¿Recuerdas e...