La llegada de Tony Stark

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Era una mañana despejada  por las afueras de Florida, el sol se mostraba a su máximo esplendor dando comienzo a la primavera.

En las calles aledañas se observaba una casa, una  en particular, antigua de dos pisos y su bandera en el jardín.

En ella se veía a un joven rubio de unos 27 años recoger la correspondencia solo llevaba una simple pollera blanca y un buzo que se ajustaba a sus piernas que cabe decir no dejaba mucho a la imaginación de ese cuerpo bien formado que más de una vecina y vecino contemplaban sin pudor la vista que se les otorgaban a comienzos de ese día.

El hombre en cuestión es nada más ni nada menos que Steve  Rogers, el dueño de la casa pensión - De Rogers- como a él le gustaba nombrarla.

Le daba alojamiento a la gente de lo más extraña según sus vecinos, pero a él poco le importa lo que hablará de sus inquilinos. No le gustaba juzgar a las personas por lo que demostraban, para él todos tienen su forma de ser y respeta eso. Y más a estos inquilinos que se ganaron un espacio en su corazón, los consideraba como su familia y  ellos también lo querían y respetaban mucho, llamándolo  "Capitán" como muestra de ese cariño.

Al entrar en su casa, Steve se dirige a la cocina a paso lento para tomar un poco de zumo de naranja mientras lee la correspondencia. Solo se hallaban cuentas y una que otra carta para sus inquilinos. Sus particulares inquilinos, eso le trajo una sonrisa al rubio.

Hasta ahora en ese hogar vivía él y 3 de sus amigos como le gustaba decirlo.

La primera habitación está la hermosa Natasha Romanoff. Una mujer de unos 28 años pelirroja, muy inteligente, suspicaz, hábil gimnasta, y experta en artes marciales. Pero a que se dedica, nadie sabe y nadie se atreve a preguntar.

La última vez Clint intento averiguarlo, terminando amordazado en el techo del hogar.

Desde ese día nadie ha querido a atreverse a preguntar o averiguar.

Pero ella, si sabe de todos en la casa y de todos sus secretos. Esa mujer es de temer.

La segunda habitación está Clint Barton. Un hombre de unos 35 años, él rubio es un detective privado se hace llamar "Ojo de Halcón"  él sujeto es un bromista, muy social, arriesgado, le gusta inmiscuirse en todo, y averiguarlo hasta llegar al fondo de todo. A excepción de Natasha, por lo sucedido la última vez.

La tercera habitación está Bruce Banner. Un científico un tanto reservado de unos 40 años de edad. El hombre en sí es muy pacífico, comprensivo, atento y no le gusta molestar. A excepción si lo hacen enojar, ahí ese tipo se trasforma en un monstruo y más si se meten con su gato Hulk.

Ellos son todo los que viven con Steve y él estaba feliz con esa gente. Ahora eso sí,  había un problema. Su cuarto inquilino Thor el extranjero, fiestero, jugador de Rugby. Decidió volver a su hogar en  Noruega dejando una habitación disponible.

Steve estaba sentado en la cocina, viendo que ya era hora de buscar otra persona para ocupar dicha habitación. Sumido en sus pensamientos no oyó el celular hasta que volvió a sonar por segunda vez, sacándolo de sus pensamientos. Atendiendo en el acto sin ver la pantalla de su celular.

-¿Hola?- Contesta con voz neutra Steve.

-Steve, Hola acaso te desperté.- Responde una mujer a través del celular.

-No Natasha, ya estaba levantado, paso algo, normalmente no me llamas si no es por algo.-Rectifica él.

-Estoy bien Capitán.- Expresa risueña.- No te preocupes sólo quería decirte que ya encontré a alguien para la habitación que Thor desocupó.

-Emm, Natasha ¿como sabias que yo iba a buscar a alguien?-Pregunto confuso el rubio.

-Steve.- Arrastrando su nombre.-Soy yo o no me conoces.- Confiesa riéndose por el celular la pelirroja.

-El nuevo inquilino vendrá ahora a hablar contigo, para que queden de acuerdo con el contrato. Nos vemos a la noche Steve, ha y por cierto de nada. -Y se corta la llamada sin poder responder.

A lo que la llamada se corta mágicamente tocan en la puerta. Steve deduce que es el inquilino que Natasha habló. Mientras camina hacia la puerta se intenta acomodar un poco su ropa, no esperaba visitas el día de hoy y no le daba tiempo en cambiarse. Así que intento arreglarse en lo que se pudo, mirándose en un espejo que tenía  en la entrada de la casa.

Al llegar a la puerta, Steve toma aire antes de abrirla. Al hacerlo no esperaba a un hombre con un traje costoso y oscuro, bajito, apoyado en la esquina de la puerta.

El hombre tenía el cabello castaño, una barba tipo candado, llevaba una corbata roja y unos lentes de sol que cubrían sus ojos.

Steve no sabe cuánto tiempo se quedó observando como un idiota al sujeto. Hasta que el misterioso personaje le sonríe de lado y entra a su casa sin invitación.

-¿Disculpe?..... Señor.-Responde Steve siguiéndolo hasta el interior de la casa, preguntándose mentalmente ¿Qué se creí este al entrar así a una casa ajena?

El desconocido no se detiene y sigue hasta la sala de estar. Al llegar a dicho lugar se queda contemplándola para posteriormente tirarse en un sofá y subir sus pies a la mesita del centro.

-Tienes una  casa bonita Capi Paleta, un poco pequeña y anticuada pero por mi está bien.-Comenta el desconocido.

-¿Disculpa? Quien te cree tú para entrar en mi casa así- Responde enojado Steve.

El castaño lo observa y suelta un bufido.

-Acaso no lo vez, soy tu nuevo inquilino.- Dice el castaño quitándose los lentes y mostrando sus ojos cafés y sus largas pestañas. A Steve le dio una sensación de que lo conocía pero no sabe de dónde.

-No me has respondido, ¿quien eres?- Repite el Capitán.

-Yo soy Anthony Edwards Stark, Genio, millonario, excéntrico, playboy y filántropo...Contesto tu pregunta Capi paleta.

-Espera,  ¿porque un millonario quiere se mi inquilino? ¿porque acá? en Florida y ¿por qué me dices capi paleta?

-Tranquilo anciano.-Declara el de ojos café, mientras se levanta del sofá y queda frete al rubio.

-No soy un anciano, tengo 27 años Señor.-Exclama Steve.

-Tony.- Interrumpe el castaño.- Dime Tony Capitán.-

-Tony.-Respira profundo Steve.- Porqué un hombre de su clase quiere arrendar una pequeña habitación, precisamente acá, sin ánimos de ofender.-

-No me ofendes niño bonito. Pensé que Nat ya te había dicho.-

Steve respira profundo por segunda vez, él ya no soporta a este sujeto engreído de aire de grandeza, no  logra entender que hace una persona como él aquí.

-Natasha soló me dijo que encontró a alguien, nada más.

-Bueno era eso ¿que más quieres saber?  Si tanto te molesta, te pago 2 veces más por la habitación.- Confiesa el castaño.

-No, no es eso, es que me extraña que un hombre como usted quiera vivir aquí precisamente.-Señalando todo su cuerpo a lo que el genio avala.

-Mira Capi, la situación es así, necesito desaparecer por un tiempo, estar en un lugar tranquilo, relajarme y según Pepper aquí estaría bien y Nat dice que cocinas muy bien. Que mejor lugar que éste, apartado y que alguien se preocupe por mi persona y mi alimentación. Así que, tenemos un trato Capitán.-

Concluye el hombre de hierro con una sonrisa triunfal estirando su mano para cerrar dicho trato.

Viendo todo,  de otra forma, Steve necesita ocupar esa habitación y necesitaba el dinero, con un sonoro suspiro levanta su mano y la estrecha con la del castaño que no deja de sonreírle. Sin saber que con ello  su vida cambiara con este particular inquilino.

Cerrando el trato Tony se retira para buscar sus cosas e instalarse en su habitación pero antes de abandonar la sala, el castaño se gira y le dedica una sonrisa diferente, dejando perplejo al capitán, era una sonrisa diferente, era sincera, le pareció hermosa.

-Me alegro estar aquí Steve.-Y se retira del living dejando a un rubio extrañado y con un sonrojo en su cara.

Supervivencia de Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora