El pasado no quiere salir de aquí.
Han pasado dos años después de la última cicatriz... A veces recordar no es volver a vivir. Hay heridas que jamás se cierran, aunque pasen los años si las tocas todavía sangran.
Hace dos años cuando mí propia sombra me hacía ver que lo mejor era permanecer encerrada con mi mejor amiga. ¿Quién es mi mejor amiga? ¿Quién era en ese entonces? Tocaré de nuevo este tema ya que cada vez que alguien por accidente levanta mis mangas puede notar Cortés profundos, ó pequeñas rasgaduras.
Recordar la frialdad de cada noche en esa habitación, donde la depresión era a toda hora, no siempre a las 3:00 am. Me veía a mí en un mar de problemas... Veía lo único que me llamaba a gritos "Una navaja" a veces un pedazo con filo bastaba para saciar mi dolor de aquellos días... Mí primer corte lo hice con la mayor satisfacción del mundo. Ni el beso de la persona que te gusta hacia ese efecto que sentía cuando me cortaba.
Oh sí, vaya que sangraba, bastaba solo rozarme la piel para ver mí propia sangre correr... En ese corte iba dirigido todo mi odio, toda cólera que no podía expresar, toda lágrima convertida en días oscuros, en días sin claridad, desde el pequeño corte la primera vez hasta el 91 corte que aún poseo. Me sentía tan bien, un alivio que no te lo podía dar absolutamente nada... Después de haberme hecho esos tatuajes a piel surgían personas que me preguntaban: ¿Por qué siempre con camisas manga larga? Yo siempre les respondía que no quería que me pegase el sol. Era más fácil decir que estás bien, a qué digas lo contrario y te pregunten porqué y saques todo lo que te has guardado... Sí, mis amigas eran las navajas... Creó que algún día volveré a encontrarme con ellas, porque es preferible hacerme daño yo misma que dañar a otros... Me acostumbre tanto que aún con ese infierno por el bendito sol siempre no faltaban mis camisas manga larga.
No son las personas las que te dañan, eres tú mismo. -Me decía a mí misma creyéndome que debería cortarme para estar en pie. Hay recuerdos que se ven reflejados en mis cortes, quizá cada corte tiene su historia, historias que no contaré porque es mejor quedarme callada y sonreír. ¿Fingimos tanto a través de una sonrisa, no? Es un solo mundo de mentiras, es una hipótesis que reflejamos que al cerrar tus ojos ves como tú mundo está en pedazos... Yo, mi propio demonio, mí calvario... Quizá no me enorgullece estas 91 cicatrices en mis muñecas y en partes de mi cuerpo. Pero, quizá 91 personas estuvieran lastimadas... Y en su momento, fue mejor haber sido amiga de una cuchilla, que amiga de una persona .Continuará.